El último regalo de los hijos del 11 de septiembre

A Eamon se lo explicaron sus padres, Hillary lo descubrió mirando un documental, Thomas cuenta que desde que lo supo ha "deseado dar a los demás algo especial", mientras que Emily se siente destinada "a hacer cosas importantes".

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Eamon, Thomas, Hillary, Emily: feliz cumpleaños, niños del 11 de septiembre. Nacidos en el día más oscuro de la historia de América, celebran sus 15 años al servicio de los demás: en un cobertizo del Muelle 36, bajo el puente de Manhattan, empaquetan hasta la madrugada alimentos para los más necesitados, junto a los voluntarios de la campaña 9/11day, que ha estado activa desde el 2002 para convertir el día de luto en algo útil para la comunidad. El presidente David Paine explica que trabajan "ocho mil voluntarios de diferentes creencias: católicos, protestantes, judíos, musulmanes, budistas y sijs, movilizados en Nueva York y en Washington para llenar dos millones de cajas con los alimentos adecuados para sustentar a una familia". Entre ellos, muy activos al compás de la música dance que pone el ritmo al trabajo, también los chicos del 11 de septiembre.

"Haber nacido ese día", explica Hillary, "es una responsabilidad. Debemos sembrar el bien con acciones positivas". Ella nació a las dos del mediodía, cuando el miedo ya había envuelto a América. Eamon una hora después: "Mi madre pasó los dolores del parto mirando la televisión. Dio a luz conmocionada". Los padres los observan desde un poco más allá: "Estamos orgullosos de nuestros chicos. Han transformado el mal en bien. Seguirán haciéndolo: el futuro les pertenece".