Biden da un espaldarazo al gobierno de Temer en Brasil
El vicepresidente reclama además que el revocatorio en Venezuela se celebre este año
El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, dio este miércoles un fuerte espaldarazo al Gobierno de Michel Temer al asegurar que Brasil puede seguir contando con un Washington que da por bueno el proceso de destitución de la ya expresidenta Dilma Rousseff. Un mensaje en las antípodas al que envió a Venezuela durante la inauguración de la XX Conferencia de la CAF en la capital estadounidense. Desde el podio desde el que se dirigió a algunos de los políticos y analistas más influyentes del hemisferio, Biden reclamó que el ejecutivo de Nicolás Maduro permita la celebración del referéndum revocatorio “antes de que acabe el año”.
Biden calificó el impeachment en Brasil como uno de los “mayores cambios políticos” que ha sufrido la región en los últimos tiempos, pero subrayó que al contrario que en épocas anteriores en la región, este se realizó “siguiendo la Constitución para navegar un momento político y económico difícil, y ateniéndose a los procedimientos establecidos”.
Por ello, “EE UU seguirá trabajando estrechamente con el presidente Temer, porque Brasil es y seguirá siendo uno de los socios más estrechos de EE UU en la región”, afirmó el vicepresidente. Y también porque, subrayó, “en democracia las alianzas no se basan en algunos líderes, sino en una relación duradera con los pueblos”.
Las palabras de Biden no constituyen una sorpresa. EE UU ha mantenido una postura muy pragmática en los últimos meses ante Brasil y, tras la confirmación de la destitución de Rousseff, el Departamento de Estado concluyó que esta se había producido “dentro del marco constitucional”. Aun así, son la constatación al más alto nivel del deseo de Washington de pasar página y abrir un nuevo capítulo con un aliado fundamental en la región. Sobre todo tras la tibia relación que el Gobierno de Obama mantuvo con Rousseff, que estuvo marcada por la desconfianza que generó en 2013 la revelación de que EE UU había espiado el teléfono de la presidenta. Rousseff canceló una visita de Estado que le había preparado EE UU para finales de ese año y no volvió a poner pie en la Casa Blanca hasta casi dos años más tarde, cuando su segundo gobierno ya estaba marcado por las incipientes señales de recesión económica que acabaron precipitando su caída.
El tono conciliatorio de Biden en la inauguración de la conferencia anual de la CAF, en la que colabora EL PAÍS, cambió cuando se refirió a la situación de Venezuela.
El vicepresidente estadounidense reclamó sin asomo de duda la celebración del referéndum revocatorio antes de que concluya el año, como reclama la oposición para posibilitar un verdadero cambio en el poder y no un mero traspaso dentro del chavismo. Y acusó al Gobierno de Maduro de usar “tácticas represivas en violación de su propia Constitución” y de los principios establecidos en la Carta Democrática Interamericana.
“La semana pasada, cientos de miles de venezolanos salieron a la calle a reclamar su derecho constitucional. Sus voces no deben ser ignoradas”, reclamó Biden. “Llamamos a que el referéndum se celebre antes de que acabe el año, la Constitución venezolana debería ser respetada. Y los presos políticos liberados”, acotó.
En el primer panel de los dos días de conferencia, que coorganizan la Organización de Estados Americanos (OEA) y el laboratorio de ideas Diálogo Interamericano, Thomas Shannon, el veterano diplomático al que John Kerry consignó intentar reabrir un diálogo directo con Caracas, aseguró que el papel de EE UU en la crisis venezolana no es más que el de intentar ayudar a encontrar una salida interna.
“Es evidente que solo los venezolanos pueden encontrar una salida a esta crisis, pero no van a poderlo hacer solos, van a necesitar la solidaridad de toda la región (…) el hemisferio necesita hablar”, sostuvo.
La Conferencia de la CAF analiza en esta edición los retos y posibilidades de un hemisferio occidental en el que se han producido cambios vertiginosos. Además de Brasil y Venezuela, se desgranarán el proceso de paz en Colombia, el acercamiento entre Washington y La Habana o el efecto en Latinoamérica de las elecciones estadounidenses de noviembre.
Biden evitó hacer una mención específica a una carrera presidencial en la que uno de los candidatos, el republicano Donald Trump, ha basado su discurso en buena parte en insultos y agravios contra los migrantes procedentes de la región, sobre todo del vecino México, donde ha generado incluso una crisis interna de gobierno.
Pero el vicepresidente, el hombre en el que Obama delegó las relaciones directas con América Latina y que ha hecho más de media docena de giras a la región en estos casi ocho años de gobierno demócrata, sí dejó claro que la postura de Trump rompe con los esfuerzos de la era Obama que ahora concluye por crear una relación “de iguales” con un hemisferio al que durante años miró por encima del hombro.
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