Hollande y Merkel pactan la hoja de ruta para una UE sin Reino Unido
Los dos mandatarios mantienen graves discrepancias sobre el tratado de libre comercio con EE UU
De la cumbre europea de Bratislava del día 16 debe salir una “hoja de ruta”, en palabras del presidente François Hollande, un “orden del día ambicioso”, ha señalado la canciller Angela Merkel, para dibujar la Unión Europea del futuro, sin el Reino Unido. Los dos principales mandatarios europeos han pactado este viernes en Evian-les-Bains (Alta Saboya) los temas principales para esa hoja de ruta, pero mantienen sus discrepancias sobre otro punto fundamental: el tratado de libre comercio de la UE con Estados Unidos (TTIP en sus siglas en inglés).
En este “momento crucial” que atraviesa Europa, como lo definió el presidente francés, la seguridad, la protección de los ciudadanos, es la prioridad máxima. “Tanto exterior como interior”, agregó la canciller. Los ministros de Defensa de los dos países se han reunido estos pasados días para concretar la propuesta que París y Berlín quieren apoyar en esa próxima cumbre, la segunda a la que ya no asistirá Londres después del referéndum del Brexit en junio.
Tras los atentados yihadistas en Europa y la presencia en decenas de países de combatientes del Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés), así como el conflicto de Ucrania y las tensiones con Moscú, Hollande, apoyado por Merkel, ha resucitado la Europa de la Defensa. “Europa debe dotarse de todas las capacidades militares, de los medios industriales necesarios, para construir su autonomía estratégica”, ha dicho el martes el jefe del Estado francés.
Hollande quiere que la UE cree un fondo de seguridad y defensa. “Y luego, con los que quieran, una cooperación estructurada permanente, que está prevista en los tratados”. Es decir, un ejército europeo con una fuerza militar operativa desplazable a lugares en conflicto.
La segunda prioridad es la prosperidad económica para mejorar “crecimiento y empleo”, ha insistido Merkel. Hollande propone duplicar el fondo Juncker de inversiones, luchar contra el dumping social y fiscal para que las multinacionales paguen sus impuestos donde generan beneficios y programas en favor de los jóvenes. Hollande y Merkel han asegurado que sus propuestas están ya “muy avanzadas”.
Su encuentro, como casi todos los anteriores, ha coincidido con una nueva discrepancia pública entre los dos a la que este viernes no han aludido. A las diferencias recientes (refugiados, presión sobre Londres, peligro del Grexit, exigencia de reformas a París…), se ha sumado ahora la visión opuesta ante el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos (TTIP en sus siglas en inglés).
Su encuentro, como casi todos los anteriores, ha coincidido con una nueva discrepancia pública entre los dos
Francia quiere parar las negociaciones, que arrancaron hace tres años, por el “evidente desequilibrio” del proyecto a favor de Washington, según dijo Hollande el martes. “La negociación se ha atascado. Francia no podrá aprobar un acuerdo así”. El mandatario francés argumenta: “Francia rechaza una mundialización sin reglas, donde los modelos sociales son puestos en competición y nivelados a la baja”.
Su primer ministro, Manuel Valls, ha insistido el jueves: “El acuerdo en sus términos actuales es inaceptable”.
El mismo jueves, desde Berlín, Merkel mostró su desacuerdo con París. Quiere seguir negociando. “Nos interesa no ir por detrás de otras regiones del mundo, como por ejemplo las regiones asiáticas que ya han cerrado un acuerdo con EE UU”.
Los principales aliados de Merkel en este pulso son la Comisión Europea, que es la que negocia el tratado en nombre de los europeos, y Washington. Los dos quieren seguir negociando. Y los principales rivales los tiene en París y en el propio Berlín, porque el vicecanciller y socialdemócrata Sigmar Gabriel fue el primero en dar hace unos días por “fracasadas” las negociaciones.
Las exigencias francesas ante el TTIP se concretan en la protección de sus intereses agrícolas y culturales o en la reciprocidad en el acceso a los mercados financieros y contratos públicos a ambos lados del Atlántico.
París y Berlín también discrepan sobre el nivel de presión que debe ejercerse sobre Londres
Si desaparecen los aranceles y se armonizan los controles, Francia teme la masiva llegada a Europa de productos agrícolas y ganaderos más baratos y, además, tratados con hormonas o antibióticos. También ha condicionado la continuación de las negociaciones a que, en caso de conflicto entre una multinacional y un Estado, el litigio se resuelva con mayor transparencia.
De menor calibre en estos momentos, París y Berlín también discrepan sobre el nivel de presión que debe ejercerse sobre Londres para que concrete su salida de la UE. Hollande quiere que sea “cuanto antes” y, en todo caso, no más tarde de 2019. Merkel se muestra más comprensiva con el Ejecutivo británico, que prefiere prolongar el periodo de transición hasta lograr un acuerdo favorable para las posteriores relaciones entre Londres y la UE.
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