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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Dónde van a vivir las FARC?

La discusión sobre la reincorporación de la guerrilla a la vida civil recién empieza

Ariel Ávila
Patrulla de las FARC en el río Mecaya, Colombia.
Patrulla de las FARC en el río Mecaya, Colombia.F. Vergara (AP)

El 95% de la agenda esta acordada en La Habana. Falta un 5% que se podría resumir en resolver algunos pendientes, varios de ellos muy importantes, como la participación directa de las FARC en política y la reincorporación de los miembros de la guerrilla a la vida civil. Este último tema, en los procesos de paz de los años 90, con la guerrilla del M-19, La Corriente de Renovación Socialista o la guerrilla del Quintín Lame, era el tema principal, allí se discutían desde cuántas prendas de ropa hasta los mecanismos de reincorporación laboral, el detalle era increíble. En esos procesos no hubo paz territorial, es decir, discusiones sobre cómo superar las causas estructurales del conflicto. En La Habana se prefirió discutir primero los beneficios para la sociedad y luego abordar los temas de las condiciones de la reincorporación para los alzados en armas.

Así que el asunto de la reincorporación se dejó para el final en estas negociaciones. No es que existan grandes contradicciones entre las partes, lo que pasa es que la discusión del tema recién comienza. Pero sin que esté esto claro, la negociación no se puede cerrar. Una de las discusiones centrales es el lugar donde van a vivir los combatientes de las FARC. Hasta ahora se sabe que después de 180 días de haber firmado el acuerdo de paz, las FARC dejarán de existir como organización armada y pasarán a ser un partido político. El cronograma está claro: durante estos seis meses las FARC vivirán en las zonas de ubicación. Pero lo que no está claro es donde vivirán desde el día 181 después de la firma.

Para algunos sectores sociales y del Gobierno la idea es dispersarlos, que la reintegración sea parecida a lo que fue con los paramilitares; individual y mediante el mecanismo de ventanilla, es decir, que el Estado se entiende por separado con los excombatientes. El objetivo de fondo es sepultar a las FARC como agrupación social y política. Para otros sectores sociales y del Gobierno lo mejor es repetir lo de los años 90, cuando la reincorporación fue por cooptación propia, donde las guerrillas que salieron de las armas creaban una fundación que, junto al Gobierno, lideraban el proceso de reincorporación. La idea aquí era mantenerlos agrupados y evitar la dispersión y con ello se reducía el riesgo de reincidencia.

Lo cierto es que analizando ambos modelos, el de los noventas y el de los paramilitares, el primero ha mostrado mejores resultados. Desde ese punto de vista, una posible secuencia sería que durante seis meses las FARC se agrupan en las zonas de ubicación; después de los seis meses y durante los dos años siguientes los miembros de las FARC se ubicarían en zonas rurales donde vivirían de forma colectiva, sin que eso signifique que el que quiera una solución individual la pueda tener. Esos lugares contarían con granjas, proyectos productivos, zonas de educación conjunta, entre otras. Después de esos dos años, los antiguos guerrilleros podrían quedarse allí con sus familias, ya sea asignándoles proyectos individuales, o también pueden salir de la zona, por ejemplo, a una zona urbana o a otra zona rural donde esté la familia.

Obviamente, los mandos medios requieren un proyecto de reincorporación que vaya más allá de los proyectos colectivos. Además, es mucho mejor que el grupo que sale de la guerra se mantenga agrupado para la paz que disperso, los niveles de reincidencia bajan y sobre todo se crea un mecanismo de autocontrol. La discusión está comenzando y se requiere avanzar rápidamente para que la votación del plebiscito sea en el 2016. El tema de la reincorporación es fundamental, es lo que las FARC le van a llevar a sus combatientes en la Décima Conferencia guerrillera.

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