El presidente filipino anuncia un alto al fuego contra la guerrilla comunista

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha anunciado este lunes un alto al fuego unilateral contra la guerrilla comunista del Frente Democrático Nacional de Filipinas. Aunque durante la campaña electoral mostró una imagen dura y llena de amenazas de "descuartizar a los criminales", ha iniciado su mandato con una invitación a la paz en su primer discurso ante el Parlamento, después de ser investido el pasado 30 de junio. Las conversaciones de paz con la guerrilla estaban rotas desde 2013.

La guerrilla del Frente Democrático Nacional (NDFP, por su sigla en inglés) es una de las más antiguas de Asia y ha dejado cerca de 30.000 muertos, según cálculos oficiales. Fue fundada en 1968 como brazo armado del Partido Comunista de Filipinas, una organización política clandestina que nació con el objetivo principal de derrocar al Gobierno. En la actualidad cuenta con menos de 6.000 miembros, lejos de los 26.000 que llegó a tener en los años 80.

El Gobierno de Filipinas inició en junio pasado contactos exploratorios con el NDFP en Oslo y acordó retomar las negociaciones de paz formales del 20 al 27 de agosto, también en la capital de Noruega. Está previsto que en esas conversaciones se vaya a tratar la declaración de un alto el fuego, la amnistía para los presos comunistas, la confirmación de acuerdos previos y formas de acelerar el proceso de paz.

"No vamos a ninguna parte con el conflicto y cada vez es más sangriento. Hay que frenar la violencia sobre el terreno, restaurar la paz en las comunidades y volver a las negociaciones de paz", ha dicho Duterte en su discurso ante el Congreso. Duterte aseguró que en su mandato quiere lograr una "paz permanente y duradera", por lo que también ha hecho un llamado de pacificación a las comunidades musulmanas del sur del país, con las que existe otro conflicto armado.

El diálogo con el NDFP se cortó en abril de 2013, después de que el Gobierno del entonces presidente Benigno Aquino (2010-16) se negara a excarcelar a algunos rebeldes que los insurgentes había elegido para tomar parte en las conversaciones de paz.