El gobernador de California urge a los demócratas a unirse en torno a Clinton
Jerry Brown reconoce el mérito de Sanders pero otorga a la candidata el apoyo más importante hasta el momento. Brown perdió contra Bill Clinton en 1992
El gobernador de California, Jerry Brown, hizo público este martes por la mañana su apoyo a la candidatura de Hillary Clinton a la presidencia de Estados Unidos, en lo que supone un grave golpe para las posibilidades, de por sí remotas, del aspirante Bernie Sanders. Clinton consigue así el mayor respaldo institucional posible en el estado que más delegados reparte en las primarias demócratas (475 comprometidos y 71 liberados). California vota el próximo 7 de junio para sentenciar unas primarias que la candidata nunca pensó que llegaría tan lejos.
Las razones que expresa Brown en una carta pública para apoyar a Clinton son básicamente dos: la victoria matemática de Sanders es imposible llegados a este punto y además ella es la mejor preparada para enfrentarse al millonario que tendrá la candidatura republicana, Donald Trump. Brown alaba la campaña de Sanders y reconoce que recuerda a la que él mismo lanzó y perdió contra Bill Clinton en las primarias de 1992. Este dato hace aún más relevante su apoyo a los Clinton un cuarto de siglo después.
Hillary Clinton “es el único camino para avanzar hacia la presidencia y frenar la candidatura peligrosa de Donald Trump”, escribe Brown en una carta pública este martes. El gobernador del estado más rico de Estados Unidos dice que está “impresionado por lo bien que lo ha hecho Bernie Sanders. Ha colocado el mensaje de que el uno por ciento de arriba ha obtenido injustamente demasiada riqueza del país y ha dejado a la mayoría muy atrás”. “En 1992, yo intenté una candidatura similar”, reconoce Brown.
Sin embargo, cree que la diferencia de más de tres millones de votos a favor de Clinton hasta ahora en estas primarias reflejan que “los demócratas la quieren como su nominada”. Clinton, razona Brown, solo necesita el 10% del resto de los delegados en juego para superar la cifra necesaria para la nominación. Es hora de dar la carrera por terminada, reconocer que “la campaña presidencial ya ha comenzado” y unirse para frenar a un candidato que “dice que el cambio climático es mentira, dice que va a romper el Acuerdo del Clima de París” y “ha prometido deportar a millones de inmigrantes”.
“El riesgo no puede ser mayor”, dice Brown en la carta, donde advierte de que “una nueva Guerra Fría está en el horizonte”.
La lucha contra el cambio climático es una prioridad absoluta del Gobierno de Brown, de 78 años, que considera que California es una zona cero de las consecuencias del calentamiento y la prolongada sequía es solo un ejemplo más. Además, California lleva un lustro aprobando sistemáticamente leyes para facilitar la vida a los inmigrantes irregulares en lo que supone su propia reforma migratoria al margen de Washington. El propio Brown ha puesto en marcha medidas que solo defiende Sanders, como la subida del salario mínimo a 15 dólares la hora.
El apoyo de Brown es el espaldarazo definitivo de lo que Sanders llama el establishment demócrata a Clinton. La candidata ya había recibido el apoyo de sindicatos, líderes latinos, los legisladores latinos, los afroamericanos, los asiáticos y organizaciones de inmigrantes. Brown, que está en su cuarto y último mandato, es un gobernador muy popular y una figura que infunde enorme respeto entre los demócratas, hasta el punto de que varios opinadores le cortejaron para que se presentara en estas elecciones.
La campaña de Sanders, por su parte, continúa un esfuerzo como no se recuerda en unas primarias en California. Sanders sale a dos mitines diarios y está recorriendo todo el estado, desde la semana pasada en San Diego y Los Ángeles, hasta la bahía de San Francisco y Silicon Valley, pasando por el interior agrícola. Como ha ocurrido en otros estados, las encuestas que hace unos meses daban una victoria segura de Clinton ahora muestran un virtual empate. Sanders está convencido, según expresaba en una entrevista con EL PAÍS, de que una victoria en California le daría a su campaña un aura ganadora que le permitiría convencer a una mayoría de delegados de la convención de que él es el mejor candidato para ilusionar a los votantes y vencer a Donald Trump en noviembre. Apoyos como el de Brown a Clinton hacen aún más improbable ese escenario.
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