El ISIS golpea a una peña madridista en una ciudad chií en Irak

El Estado Islámico ha atentado esta madrugada contra una peña madridista en Balad, a 80 kilómetros al norte de Bagdad. Era la medianoche del jueves cuando tres hombres armados con ametralladoras entraron la cafetería Furat donde se reunían los simpatizantes del Real Madrid y abrieron fuego indiscriminado. Mataron a 12 parroquianos e hirieron a una veintena, en su mayoría jóvenes que habían convertido el lugar en sede del Irak Blancos. Uno de los asaltantes mató luego a dos policías y dos milicianos cuando al ser descubierto en un mercado cercano hizo estallar los explosivos que llevaba.

“No les gusta el fútbol, consideran que es algo anti musulmán. Al final, cometen atrocidades así”, declaró a As el presidente de la peña, Ziad Subhan, por teléfono desde Balad. En el momento del ataque había medio centenar de madridistas reunidos en el local, que sirve de punto de encuentro a los aficionados blancos para ver los partidos de su equipo.

Según el comunicado del ISIS, el objetivo eran milicianos chiíes ante los que tres suicidas habrían hecho estallar sus explosivos. Sin embargo, testigos del ataque citados por las agencias de noticias relataron que los atacantes dispararon y lanzaron granadas antes de huir. Horas después, cuando uno de ellos fue acorralado por varios policías y milicianos se hizo estallar matando a cuatro de ellos e hiriendo a varios más. Reuters cita a testigos de que un segundo atacante fue quemado vivo tras ser descubierto por los vecinos en una casa cercana.

“Los iraquíes sufrimos el terrorismo a diario. Queremos solicitar al Real Madrid que condene oficialmente este trágico suceso que ha afectado directamente a los seguidores del club en Balad, como un gesto en memoria de sus almas”, pide la asociación de Jugadores Profesionales de Irak en un mensaje dirigido “a los jugadores, la dirección y quienes trabajan en el Real Madrid” desde su página de Facebook. “La gente de Irak siempre expresará su amor por el fútbol, la paz y la vida”, añade el texto escrito en inglés.

Poco después, el Real Madrid emitía un comunicado en el que “lamenta profundamente el terrible atentado” y “ofrece su afecto y sus condolencias a los familiares y amigos de las víctimas”. El Club, que hace extensiva toda su solidaridad al pueblo de Irak, anuncia que sus jugadores lucirán mañana “un simbólico brazalete negro en señal de luto y respeto”.

Los iraquíes, como todos los árabes en general, tienen pasión por el fútbol y el Real Madrid y el Barcelona se encuentran entre los equipos favoritos. Sus partidos son seguidos por decenas de miles de aficionados y cuando ambos se enfrentan se paralizan las ciudades. Sin embargo, los puritanos del ISIS, como antes los talibanes afganos, prohíben el deporte, las artes y la música en los territorios bajo su control. Tampoco es la primera vez que atentan contra el fútbol. A finales de marzo uno de sus terroristas suicidas mató a una treintena de personas en un estadio en Iskandariya, al sur de Bagdad.

Balad tiene unos 250.000 habitantes, predominantemente chiíes, pero está rodeada de aldeas de población suní. Hace dos años, el ISIS, que es un grupo extremista suní, estuvo a punto de hacerse con la ciudad y aunque fue repelido, sigue controlando buena parte de los alrededores, con la línea de frente a apenas 40 kilómetros. De acuerdo con fuentes policiales, los terroristas tuvieron que superar tres controles policiales para llegar a su objetivo.

Aunque los analistas coinciden en que el ISIS está perdiendo terreno en Irak, el grupo está aprovechando la grave crisis política e institucional que atraviesa el país para lanzar ataques espectaculares contra objetivos civiles. Sólo en las últimas 72 horas ha causado cerca de dos centenares de muertos en varios atentados en y alrededor de Bagdad. Además, los observadores han notado un cambio de táctica ya que en lugar de utilizar suicidas como hasta ahora, está recurriendo a terroristas que intentan ponerse a salvo, lo que tal vez signifique una falta de voluntarios. En cualquier caso, la crueldad de sus acciones está exacerbando la brecha sectaria que a mediados de la década pasada llevó al borde de la guerra civil.