Uruguay comienza la búsqueda de crudo en medio de un debate nacional
La petrolera Total empezará una perforación que despierta más desconfianza que emoción entre los uruguayos
La próxima semana la multinacional petrolera Total empezará una perforación de unos 6.400 metros en la plataforma marítima uruguaya, la más profunda realizada en el mundo, con el objetivo de encontrar crudo. Es muy probable que en esta zona, de formación geológica similar al presal de Brasil, existan hidrocarburos. Pero la eventualidad de ese billete de lotería premiado despierta más desconfianza que emoción en los austeros uruguayos, que han abierto un debate a luz de las experiencias de países como Noruega, Irak, Venezuela o Canadá.
El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, lleva adelante una ronda de contactos con los expresidentes del país y más tarde ampliará las consultas a todos los partidos para buscar un pacto de Estado en la materia. De momento, y tras una reunión el martes, Vázquez y cuatro expresidentes anunciaron que cualquier riqueza que venga del subsuelo será propiedad del Estado, tendrá institucionalidad propia y servirá para financiar a las generaciones futuras. Además, Uruguay se dotaría de una legislación de protección del medioambiente, se generarían mecanismos para preservar sectores como la pesca y el turismo, se reforzaría la seguridad y se empezarían a desarrollar capacidades técnicas para hacer frente al nuevo desafío productivo.
Los uruguayos miran el modelo de Noruega, temerosos de que la irrupción de la riqueza petrolera arrase con otros sectores de la producción. Evitando cuidadosamente referirse a Venezuela, un documento del Gobierno señala la necesidad de actuar “para evitar lo que ha sucedido en otros países y que se denomina la maldición de los recursos naturales”.
Con cinco millones de habitantes (Uruguay tiene 3,3), Noruega se presenta como una referencia mundial de gestión gracias a una buena estructura legislativa, controles del Estado y un reparto justo de la renta petrolera entre la población, que incluye un fondo de reserva en el Banco Central para las generaciones futuras.
Así, los expresidentes uruguayos Julio María Sanguinetti, Jorge Batlle y Luis Lacalle están a favor de que una eventual riqueza petrolera vaya a un fondo similar al noruego y que el Gobierno de turno solo pueda utilizar una parte de los beneficios. En algunos sectores la desconfianza se ha convertido en abierta oposición, como en el caso del propio expresidente Batlle, quien declara abiertamente que “ojalá que no haya petróleo (…) No sirve de mucho, el petróleo genera unas tentaciones terribles”.
El ejemplo de Noruega
En medio del debate, Noruega tampoco ha salido indemne. El ingeniero Juan Grompone, experto en temas tecnológicos en Uruguay, ha arremetido contra el país nórdico asegurando que la Noruega prepetrolera (anterior a los setenta) fue mucho más fértil que la actual en intelectuales, artistas y premios Nobel. “¿Alguien conoce algún noruego destacado?, ¿alguien conoce algo que venga de Noruega? Noruega en definitiva lo único que tiene es ser el país más caro de Europa que se da el lujo de estar hasta fuera de la comunidad. Noruega fue arruinada por el petróleo”, aseguró Grompone a una radio local.
Durante los últimos 10 años, Uruguay ha puesto en marcha una renovación total de su matriz energética para superar su dependencia de las importaciones de petróleo. El 50% del consumo del país procede de fuentes renovables (aire, lluvia, sol), cuando la media mundial no supera el 15%. Los detractores del petróleo consideran que su explotación destruirá esa política, algo que desmiente el exdirector de Energía, Ramón Méndez, uno de los artífices del cambio de matriz en el país. “Aún con los precios del petróleo que tenemos hoy, en nuestro país es más barato extraer electricidad con las energías renovables que con el petróleo. Por ello no van a desaparecer.
Pero desafortunadamente, en el mundo no existen alternativas al petróleo para el transporte y se estima que hasta mediados de este siglo seguiremos necesitando petróleo. Por ello, tener petróleo sería una gran ayuda”, asegura Méndez.
Si las prospecciones son un éxito, en seis o siete años Uruguay podría convertirse en un país productor de petróleo y experimentar el mayor cambio económico de su historia.
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