Los pistachos y las alfombras de Irán, con la vista puesta en EEUU

Tras el anuncio este domingo de que Estados Unidos y Europa inician el proceso de suspensión de las sanciones a Irán como resultado del acuerdo nuclear del pasado julio, se repite la imagen de su inminente regreso a los mercados petroleros internacionales. Aunque sin duda el crudo es su recurso más solicitado, la República Islámica no es un país mono productor y sus planes incluyen también reanudar las exportaciones de alfombras y pistachos, sus mercancías no petroleras más representativas.

El fruto del alfóncigo es lo más valorado del sector agrícola de Irán en los mercados internacionales y constituye un 11 % de sus exportaciones no petroleras. A pesar de la sequía a la que se enfrenta el mayor productor de pistachos, este país logró vender dicho fruto seco por importe de 628 millones de euros el año pasado, principalmente a Japón, los países árabes y Rusia. Ahora anhela volver al mercado estadounidense. Sin embargo, hay dudas respecto a la posibilidad de revivir esas exportaciones.

“No podemos exportar pistachos a EEUU. Desde 1985 el gobierno americano ha puesto 300 % de aranceles sobre las importaciones del pistacho iraní y mientras eso no cambie, no nos será rentable su comercialización en ese mercado”, ha declarado Asadollah Asgaroladi, miembro de Cámara de Comercio de Teherán y el mayor exportador de frutos secos de Irán.

“Los altos aranceles son un escollo para la exportaciones del pistacho a EE. UU.”, reconoce Ramin Nafisi, experto en marketing de frutos secos, pero estima que para el próximo año su país exportara pistachos por un valor de 1.000 millones de euros. Nafisi asegura que “el levantamiento de las sanciones bancarias, abrirá las puertas a la comercialización de este producto, en especial en Europa, y al mismo tiempo permitirá al Gobierno destinar mayores fondos a mejorar el sistema de riego de las plantaciones de pistacho con el fin de aumentar la productividad”.

La alfombra persa es otro sector que espera la oportunidad para recuperar su espacio en los mercados trasatlánticos. En 2009, EE. UU. importó 82 millones de dólares de esos tapices, equivalente a una quinta parte de las exportaciones de los fabricantes iraníes, pero el endurecimiento de las sanciones económicas en 2010 cerró las puertas a este producto artesano.

Hamid Karegar, presidente del Centro Nacional de Alfombras de Irán, sostiene que “las sanciones bancarias causaron la inflación, lo que a su vez aumentó tanto los costos de producción como los riesgos de exportaciones”. Ahora confía en que “el levantamiento de las sanciones impulse [de nuevo] las ventas internacionales”. Irán exportó 296 millones de euros de alfombras el año pasado y, según Karegar, “el importe previsto para este año es de 400 millones de dólares” (unos 358 millones de euros).

“Durante los últimos años han disminuido nuestras exportaciones a los países europeos, pero últimamente ha subido la demanda en China”, señala por su parte Heshmatolah Musavi, dueño de una tienda de alfombras en el gran bazar de Teherán. El comerciante explica que “antes de 2010 tenía clientes fijos en EE. UU.” con los que sigue en contacto “para reanudar el comercio una vez que se levanten las sanciones”, aunque admite que “la situación no es tan fácil como parece.”

Los expertos y los empresarios son conscientes de que el mercado estadounidense no va a ponerles la alfombra roja. “Tendremos que competir con los productos baratos y de imitación chinos, indios y paquistaníes, y ajustar los productos a los nuevos gustos de los compradores”. Mina Farzan, diseñadora y especialista en alfombras, también apunta que “algunos de los empresarios iraníes han trasladado su comercio a la India para aprovechar la mano de obra barata y liberarse de las sanciones, lo que dificulta la futura competitividad de la producción nacional”.