Detectan ébola en una enfermera británica dada de alta en enero
Cafferkey, de 39 años, está en aislamiento en estado grave. El riesgo de contagio es bajo
La enfermera británica, Pauline Cafferkey, contagiada con el virus del ébola en enero y dada de alta después, ha vuelto a ingresar en el hospital en estado grave. Los médicos han detectado que el virus está todavía presente en el organismo de la sanitaria, de 39 años, que se contagió cuando trabajaba en Sierra Leona para la organización Save the Children y que ha sufrido una "inusual complicación" relacionada con la enfermedad, según las autoridades sanitaria.
Cafferkey, que ha sido trasladada al Royal Free Hospital en un avión militar desde Glasgow, está en aislamiento. El riesgo de contagio, han apuntado sin embargo, es bajo. La enfermera ya pasó tres semanas en la unidad de aislamiento en el Royal Free Hospital y llegó a estar en estado crítico antes de recibir un tratamiento experimental con plasma sanguíneo de otro enfermo británico, el también sanitario Will Pooley.
Los protocolos en vigor en el Reino Unido indican que cualquier persona diagnosticada con ébola debe ser trasladada lo antes posible a la unidad de aislamiento preparada en ese centro de la capital británica.
En un comunicado, el hospital confirmó este viernes que la enfermera ha sido ingresada debido a una "inusual complicación tardía relacionada con su previa infección con el virus del ébola". "Será tratada en la unidad de alto nivel de aislamiento de acuerdo con las pautas nacionales establecidas", señala la nota del centro.
El ébola solo se puede transmitir por contacto directo con la sangre o fluidos corporales de la persona infectada durante la etapa sintomática de la enfermedad, subrayó el hospital
La semana pasada, Cafferkey estuvo en Londres para recibir un premio en reconocimiento a los riesgos que tomó para ayudar en África durante la epidemia de ébola. En una entrevista con la BBC, la enfermera explicó que durante el periodo de recuperación de la enfermedad ha experimentado problemas de tiroides y perdió el cabello. Su caso fue polémico, ya que que en su momento, cuando empezó a sentirse enferma, se le permitió viajar en un vuelo regular desde Londres a Glasgow a pesar de que ella misma sugirió que podía padecer algún síntoma de la enfermedad.
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