El virus del ébola pierde fuerza en África pero sigue matando
El continente no baja la guardia ante esta epidemia, que ha provocado 11.311 muertes
La epidemia de ébola que se desató en África occidental en diciembre de 2013 ha perdido la intensidad que llegó a tener el año pasado, pero sigue matando. Desde finales del mes de julio, la cifra de casos se ha estabilizado en menos de diez por semana, y se encuentra muy focalizada en una zona fronteriza entre Guinea y Sierra Leona. Sin embargo, sigue habiendo contagios, cuatro la última semana. Y muertes. La última fallecida fue una niña de diez años, el pasado 14 de septiembre en Guinea, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En estos 22 meses se han contagiado 28.424 personas, de las que fallecieron 11.311. Se trata de una epidemia de una dimensión nunca antes vista que afectó a seis países africanos, a tres de ellos de manera muy intensa, pero que por primera vez en la historia llevó este virus más allá del continente y generó una crisis en los sistemas internacionales de respuesta ante emergencias sanitarias.
El ébola no es lo que era. Se ha logrado frenar su propagación gracias a mejoras en la investigación de casos y en el seguimiento de contactos; el rápido aislamiento y tratamiento de las personas afectadas; la creciente toma de conciencia e implicación de las comunidades afectadas, y el descubrimiento de una vacuna eficaz que ya se ha administrado a al menos 5.500 personas desde el pasado abril en Guinea y que ya ha comenzado a aplicarse también en Sierra Leona. Lejos queda la situación del verano de 2014, en el que se llegaron a producir 2.000 contagios en una sola semana, con barrios y pueblos en cuarentena y centros desbordados por la constante afluencia de pacientes. Todos, autoridades locales y organismos internacionales, empiezan a ver la luz al final del túnel. Sin embargo, nadie baja la guardia porque el virus sigue activo y el pasado mes de septiembre provocó contagios en las regiones de Forecariah (Guinea) y Kambia (Sierra Leona) —aunque en este último país llevan más de dos semanas sin casos nuevos—.
“Estamos en la cola de la epidemia, con pocos casos en una zona muy remota, es cierto”, asegura Luis Encinas, responsable de Operación de África Occidental y experto en ébola de Médicos sin Fronteras. “Pero todo nuevo caso que no está en la lista de contactos es un nuevo foco. Así que el trabajo no está terminado. Además, creo que tras esta epidemia hay que hacer algo fundamental: estudiar cómo podemos evitar que algo así vuelva a pasar en países con sistemas sanitarios tan débiles”.
En la última semana de septiembre se produjeron solo cuatro nuevos casos, todos ellos en Guinea, país en el que ahora mismo hay 450 personas bajo vigilancia porque estuvieron en contacto con la niña fallecida el 14 de septiembre, la mayoría en Forecariah, pero algunos de ellos en Conakry, la capital. En Sierra Leona, sin embargo, no se produce ningún nuevo caso desde el pasado 13 de septiembre. No obstante, hay 700 personas bajo vigilancia en Bombali, todas relacionadas con el mismo caso. El tercer país más afectado por este brote, Liberia, fue declarado libre de ébola el pasado 3 de septiembre, después de 40 días sin nuevos contagios. A pesar de ello, mantiene activados sus protocolos de vigilancia epidemiológica.
En estos 22 meses del peor brote de ébola jamás conocido, Sierra Leona ha sido el país con más contagios (13.911), seguido de Liberia (10.672) y Guinea (3.805). Sin embargo, Liberia se ha llevado la peor parte en fallecimientos (4.808), frente a los 3.955 de Sierra Leona y los 2.533 de Guinea. El resto de países africanos afectados fueron Nigeria (20 casos, ocho fallecidos), lugar al que el virus llegó por avión; Malí (ocho casos, seis muertos), y Senegal, que sólo tuvo un caso importado de Guinea que logró sobrevivir. En 2014, el virus logró salir del continente por primera vez en la historia. Provocó contagios en tres países europeos: España, con el caso de la auxiliar de enfermería Teresa Romero, del que ahora se cumple un año, Italia y Reino Unido. Las tres personas superaron la enfermedad. Finalmente, se produjeron cuatro contagios en Estados Unidos. Uno de ellos falleció.
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