Colombia y Venezuela pactan un respiro pero la frontera sigue cerrada
La cifra de afectados supera ya los 6.000
Colombia ha logrado apaciguar la crisis de la frontera generada por el Gobierno de Venezuela, aunque el paso hacia el país vecino sigue cerrado una semana después de la decisión tomada por Nicolás Maduro y la cifra de afectados supera ya los 6.000. De la reunión de cancilleres de ambos países celebrada el miércoles en Cartagena de Indias apenas salió una retahíla de buenas intenciones de trabajo conjunto, sin un acuerdo claro y contundente. La visita a la frontera del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, supuso un espaldarazo para el mandatario en un momento en el que las críticas arreciaban contra él.
La canciller colombiana, María Ángela Holguín y su homóloga Delcy Rodríguez trataron de transmitir un mensaje de tranquilidad y esperanza que poco parece tener que ver con la realidad que sufren los más de 1.000 colombianos deportados y los cerca de 5.000 que han decidido abandonar Venezuela por su cuenta, cruzando el río Táchira y atravesando trochas. Después de seis horas, la reunión terminó sin grandes resultados, solo una lista de mínimos en la que empezar a trabajar para tratar de paliar el contrabando en la frontera. La sensación es que la distancia entre ambas cancilleres era mucho mayor que la que trasladaban sus palabras. “Es la reunión más franca y realista que hemos tenido en los últimos tiempos”, aseguró la canciller colombiana, que se cuidó mucho de deslizar cualquier tipo de crítica hacia Venezuela. “Franca” fue también uno de los términos empleados por Rodríguez, quien negó que hubiese habido maltrato a los colombianos deportados, lo que atribuyó a “inventos mediáticos”.
Santos garantizó que los niños afectados podrán tener acceso a escuelas y colegios en todo el país
Quien salió más reforzado de la jornada del miércoles fue el presidente colombiano, Juan Manuel Santos. El mandatario aprovechó un foro con expresidentes latinoamericanos para insistir en que seguiría buscando una salida diplomática a la crisis –“no quiero enfrascarme en una pelea con el presidente Maduro”- y al mismo tiempo lanzar un mensaje directo al mandatario venezolano: “Los problemas de Venezuela son hechos en Venezuela, no en Colombia”.
En la tarde, Santos se desplazó a Cúcuta, la ciudad fronteriza más afectada por el número de deportados. Para algunos la visita del presidente, una semana después de que se iniciase la crisis, llegaba tarde, pero el recibimiento por parte de los afectados estuvo lejos de ser hostil, informa Catalina Lobo-Guerrero. “Vine a decirles que aquí está su país, su pueblo, su Gobierno, para apoyarlos”, aseguró Santos. En uno de los albergues a los que acudió, los deportados se alegraron de que el presidente fuera a visitarlos, y sobre todo, a escucharlos. Las mujeres le contaron entre lágrimas como habían sido sacadas de sus casas. Los hombres fueron más parcos, pero entre quienes estuvieron más cerca, y abrazaron al mandatario colombiano, estaba Rodolfo Julio, de Montería, cuya esposa e hijas están aún del lado venezolano a la espera de que las deporten para reencontrarse con él. “No nos olvide”, le dijo al presidente.
Santos garantizó que los niños afectados podrán tener acceso a escuelas y colegios en cualquier parte del país; prometió que abrirán 2.300 empleos en distintos sectores y habrá un subsidio de 250.000 pesos (76 dólares) para el pago de un alquiler hasta que se solucione el problema de la vivienda. Lo que aún nadie puede garantizar es cuándo se reabrirá la frontera entre Colombia y Venezuela.
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