Ucrania logra una quita de la quinta parte de su deuda
Kiev, con una grave crisis económica, obtiene un periodo de carencia de cuatro años
Las convulsas finanzas públicas ucranias obtuvieron este jueves una importante victoria económica en forma de quita de deuda. Tras cinco meses de negociaciones, un nutrido grupo de acreedores —entre los que no se encuentra Rusia— acordaron una reestructuración de 17.200 millones de euros de pasivos contraídos con el exterior, aproximadamente un 20% del total. El Gobierno ucranio celebró un acuerdo que supone un balón de oxígeno para su economía, muy golpeada por los enfrentamientos en el este del país, donde continúa la batalla con los rebeldes prorrusos.
Ucrania dio este jueves un paso importante en sus esfuerzos por estabilizar su economía al lograr una reestructuración de 19.300 millones de dólares (17.200 millones de euros al cambio de este jueves) de deuda con algunos de sus más importantes acreedores. Esta quita, de la que no participa Rusia, implica una reducción de casi la quinta parte de su pasivo total. El primer ministro ucranio, Arseni Yatseniuk, aseguró que Moscú no obtendrá mejores condiciones que el resto de acreedores.
El acuerdo llega después de más de cinco meses de difíciles negociaciones entre Kiev y sus acreedores. A la conclusión de estas arduas conversaciones, la ministra de Finanzas de Ucrania, Natalia Yaresko, no ocultó su satisfacción con el resultado de la quita. “Todos han ganado con este acuerdo. Ahora podemos avanzar sin poner en riesgo el valor de los bonos”, declaró la máxima responsable económica del país. Las finanzas ucranias atraviesan una profunda crisis agravada por la situación en el este del país, donde las fuerzas de Kiev se enfrentan desde hace más de un año a los rebeldes prorrusos.
La reducción de casi el 20% de su deuda se produce después de que el Comité de Acreedores la redujera en 3.800 millones de dólares (3.400 millones de euros) y lleva aparejada un periodo de gracia de cuatro años en los que deberá pagar solo el servicio de la deuda, es decir, los intereses. En un principio, Kiev había pedido que le condonaran el 40% del valor de su deuda, pero Yarenko subrayó que su objetivo no era llegar a una cifra particular, sino cumplir con el objetivo que les había planteado el Fondo Monetario Internacional.
Fuera del acuerdo quedan los 3.000 millones de dólares (2.700 millones de euros) que debe pagar a Rusia a fines de diciembre. Esta exclusión se debe, según el ministro de Desarrollo Económico ruso Anton Siluánov, no solo a que Moscú haya decidido no participar en estas negociaciones, sino también a que Rusia no recibió ninguna propuesta oficial por parte de Ucrania. El titular de Economía ruso afirmó también que el Gobierno al que pertenece se había visto obligado a tomar esa decisión dadas las dificultades que experimenta su economía por la caída de los precios del petróleo —que se han desplomado un 50% en menos de un año— y las sanciones occidentales. “Nos han limitado el crédito en los mercados financieros y nosotros mismos necesitamos divisas”, señaló Siluánov.
Poco después de que se hiciese pública la quita, Yatseniuk negó “bajo ninguna circunstancia” que Rusia vaya a recibir “mejores condiciones” que el resto de los acreedores. “La suspensión de pagos que esperan nuestros enemigos ya no sucederá”, se felicitó el jefe de Gobierno ucranio tras la reunión del consejo de ministros en la que Yaresko dio la buena noticia de la condonación de parte de la deuda. Naturalmente, Yatseniuk se refería a Rusia, a la que el Gobierno ucranio tilda de agresora.
Por su parte, la ministra de Finanzas afirmó que veía “altamente improbable” que el resto de los acreedores rechazara el acuerdo y pronosticó que el proceso estará cerrado ya para fines de octubre.
El pago principal de la deuda deberá hacerse entre 2019 y 2027 y no en los plazos establecidos inicialmente, entre 2015 y 2023. Yatseniuk recalcó que el aplazamiento de cuatro años en la devolución del crédito principal representa un gran triunfo, pues son las mejores condiciones de refinanciación que se otorgan desde el año 2000 a un país del FMI que no ha declarado la suspensión de pagos.
A pesar del acuerdo, la situación económica de Ucrania sigue siendo sumamente difícil. A la inflación galopante —de más de un 55% en lo que va de año y que se espera llegue al 40% en 2016— se suma un retroceso del Producto Interior Bruto que el FMI sitúa en el 9% para el año en curso.
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