Santos: “Este gobierno sí los quiere”
Santos visita en la frontera a los colombianos que han llegado deportados de Venezuela
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, viajó este miércoles a la ciudad de Cúcuta, a donde ha llegado la mayoría de colombianos (alrededor de 6.000, se estima hasta ahora) que ha abandonado Venezuela en los últimos días tras una semana de cierre fronterizo y de deportaciones de indocumentados por parte de las autoridades venezolanas.
“Se demoró mucho en venir,” dijo José William Ortega, uno de los hombres que está refugiado en el albergue del coliseo escolar que Santos visitó por la tarde. Al llegar, el presidente escuchó a varios de ellos y les dijo: "Vine a decirles que aquí está su país, su pueblo, su Gobierno, para apoyarlos".
Muchos cucuteños consideran que el manejo diplomático del presidente Santos y la canciller Maria Angela Holguín en esta nueva crisis bilateral no ha sido efectivo para hacer respetar y defender a los colombianos que vivían al otro lado del río, y que han denunciado atropellos por parte de agentes venezolanos.
Sin embargo, en el albergue, los deportados se alegraron de que el presidente fuera a visitarlos, y sobre todo, a escucharlos. Las mujeres le contaron entre lágrimas como habían sido sacadas de sus casas. Los hombres fueron más parcos, pero entre quienes estuvieron más cerca, y abrazaron al mandatario colombiano, estaba Rodolfo Julio, de Montería, cuya esposa e hijas están aún del lado venezolano a la espera de que las deporten para reencontrarse con él. “No nos olvide”, le dijo al presidente.
Julio vivía en el barrio Mi pequeña Barinas, pero en ese albergue también fueron alojados los colombianos que vivían en el Che Guevara y la Virgen de Guadalupe, que integran la zona de invasión de San Antonio, donde las fuerzas armadas venezolanas llevaron a cabo operaciones de desalojo, requisas y detenciones este fin de semana. Algunos deportados hablan con temor de lo que vivieron en esos días. Aún así, esta mañana, varios se perdieron la visita presidencial porque reingresaron de manera ilegal al lado venezolano para tratar de rescatar algunos de los bienes que habían dejado entre sus casas.
Jaime Caro alcanzó a sacar un ventilador y un televisor, antes de que las tropas venezolanas acordonaran la zona y le pusieran fin a los traslados clandestinos de trastos que cientos de personas estaban haciendo desde el pasado lunes por el río. Aunque Caro quedó frustrado porque no logró traer más cosas, él y sus amigos montaron el televisor sobre una de las graderías del coliseo. La gente se amontonó para ver el noticiero, y para verse en la pantalla, alrededor del presidente.
La noticia que más esperan, sin embargo, es que se materialice un acuerdo que anunció el gobierno colombiano desde el martes, que les permitiría regresar a San Antonio para sacar sus bienes en camiones de la policía y traerlos ordenadamente por el puente Simón Bolívar y no tener que arriesgarse nuevamente por las trochas del río.
En el puente Simón Bolívar, en donde estuvo a medio día el vicepresidente venezolano Jorge Arreaza, los funcionarios del Servicio Administrativo de Migración y Extranjería dijeron que no sabían nada de ese acuerdo y había que esperar los resultados oficiales de la reunión bilateral entre las cancilleres, que se celebró en Cartagena con el acuerdo de apaciguar el conflicto.
Tras reunirse con su homóloga venezolana, la canciller Holguín informó que le había solicitado al gobierno venezolano que le permita al Defensor del Pueblo de Colombia acompañar a los deportados a traer sus enseres. Pero no hubo una fecha concreta, así como tampoco hay indicios de que se levante el cierre de la frontera.
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