Asesinados un narco y un periodista en un tiroteo en un bar de Veracruz
El nuevo suceso eleva las alarmas en el Estado mexicano, donde cinco periodistas han muerto violentamente en lo que va de año
Un grupo de cinco hombres armados asesinaron a balazos a seis personas en la madrugada de este jueves en un bar de Orizaba, Estado de Veracruz, al sureste de México. Entre los fallecidos se encuentra el periodista Juan Heriberto Santos, antiguo corresponsal de Televisa en la zona, y un supuesto cabecilla local del cártel de Los Zetas, José Márquez Balderas, alias el Chichi, según informó el gobierno estatal en un comunicado.
Este nuevo crimen eleva aún más las alarmas en Veracruz, un Estado con fuerte presencia de las mafias del narcotráfico y en el que han sido asesinados cinco periodistas en lo que va de año.
El secretario de Gobernación del Estado, Flavino Ríos, informó en una entrevista radiofónica que los atacantes, identificados como sicarios, se dirigieron directamente hacia la mesa del bar La Taberna donde estaban sentadas las víctimas y abrieron fuego contra el grupo de ocho personas, entre las que se encontraban otros dos periodistas que han resultados ilesos. “Son dos reporteros de un periódico local. Ya declararon y están bajo protección de la autoridad, porque son testigos presenciales de los hechos”. Ríos indicó también que las primeras pesquisas del crimen apuntan a “una confrontación entre dos grupos delincuenciales”, y desvinculó lo sucedido del hecho de que el ataque se dirigiera contra periodistas.
José Abella, el director de El Buen Tono, el diario el que trabajaban los dos reporteros supervivientes, dijo que están despedidos y bajo investigación. “Tendrán que explicar que hacían en esa mesa con el jefe de plaza, con el jefe y el subjefe (de los Zetas)”, señaló en declaraciones a la agencia estadounidense Associated Press. El periodista fallecido, Juan Heriberto Santos, había salido hacía dos meses del canal de televisión en el que trabajaba, la filial local de Televisa, según la misma fuente.
Con esta muerte, ya son 16 los reporteros asesinados en Veracruz en los últimos cuatro años
Este nuevo suceso llega apenas dos semanas después del asesinato de Rubén Espinosa en un apartamento de Ciudad de México. El fotorreportero había huido de Xalapa, capital Veracruz, un mes antes de su muerte denunciado amenazas por su trabajo y apuntando directamente al Gobernador del Estado, bajo cuyo mandato 13 periodistas han muerto violentamente y otros tres permanecen desaparecidos. Javier Duarte declaró esta misma semana ante la Fiscalía del DF y negó cualquier vinculación o responsabilidad con el multihomicidio. La investigación del caso sigue abierta y bascula entre el robo, el feminicidio y el asesinato político.
“Lo que ha ocurrido nos tiene en shock. No podemos creer que hayan matado a otro periodista”, señala Marcela Flores, portavoz del Colectivo por la Paz Xalapa. Veracruz, en el corredor oriental de México, es una de las economías más prosperas del país gracias a sus reservas petroleras. La reciente debilidad del cártel de Los Zetas, hegemónico en el Estado durante los últimos años, ha abierto la espita para otros grupos criminales. En concreto, el Cartel Jalisco Nueva Generación, actualmente el más activo y peligroso del país, según las autoridades mexicanas.
La ONG internacional Artículo 19, defensora de la prensa, lleva tiempo denunciado el clima de vulnerabilidad en el que trabajan los periodistas. Los homicidios han aumentado en Veracruz un 40% en último año. “El problema de fondo es la impunidad. Si no se sancionan los casos, lo que se está diciendo es que los ataques están permitidos”, apunta Jesús Robles, abogado de la organización. La mayor parte de las investigaciones sobre la muerte de los periodistas en Veracruz siguen abiertas, según el abogado. Y en algunos de los casos cerrados, las sentencias señalan los vínculos de los periodistas con el crimen organizado.
El director del diario local veracruzano, cuyas oficinas fueron incendiadas en noviembre de 2011, explicó que los reporteros que trabajan en la calle reciben presiones de las mafias, lo que bloquea y condiciona las notas que se publican. “Les dan dinero para tenerlos contentos o los matan”. Una política, según el periodista, de “plomo o plata”.
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