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EE UU saca a La Habana de la lista negra de tráfico de personas

Su salida es criticada por quienes ven un uso "politizado" de los informes oficiales

Silvia Ayuso
El secretario de Estado John Kerry presenta el informe sobre tráfico humano
El secretario de Estado John Kerry presenta el informe sobre tráfico humano MANDEL NGAN (AFP)

Cuba se ha quitado otra mancha política. El último informe sobre el tráfico y la trata de personas que cada año elabora el Departamento de Estado norteamericano ha sacado a Cuba del peor de los apartados: el de los países que “no cumplen con los estándares mínimos” para combatir esta lacra y donde los gobiernos tampoco realizan los esfuerzos suficientes. La decisión no implica un sello de buena conducta absoluta, puesto que Cuba solo ha pasado a una categoría media, de países en “observación especial”.

Pero el cambio es importante, por las circunstancias que rodean la decisión del Gobierno de Barack Obama, en pleno proceso de normalización de relaciones con La Habana. Y, sobre todo, por los potenciales beneficios del ascenso, ya que estar en la peor categoría —donde estaba Cuba desde 2003— implicaba la amenaza de eventuales sanciones, como la congelación de ayudas. Según la estimación oficial, aunque el Gobierno cubano sigue sin “cumplir totalmente con los estándares mínimos”, está haciendo “esfuerzos significativos para ello”. El texto cita el juicio a 13 personas por delito de trata en 2013 y “asistencia a las víctimas”. La mejor consideración de Cuba en la lucha contra el tráfico de personas, sin embargo, despertó este lunes las sospechas de quienes ven en esta decisión una “politización” de los instrumentos de presión política de Washington.

Críticas por el cambio

Las denuncias por la salida de Cuba de la lista negra —también lo ha logrado Malasia, un país que está en negociaciones con EE UU por el tratado de libre comercio con el Pacífico— no se hicieron esperar. Varios legisladores denunciaron lo que consideran una maniobra, que llega menos de dos meses después de que Washington sacara también a Cuba de su lista de Estados patrocinadores del terrorismo.

"El presidente Obama ha hecho un grave perjuicio a las víctimas del tráfico humano en Cuba y Malasia por meras razones políticas”, denunció el congresista republicano Chris Smith, autor de la ley por la que desde el año 2000 se elabora esta lista anual. “Las mejoras de categoría de Malasia y Cuba son una clara politización del informe, y suponen un sello de aprobación de países que no han realizado las acciones básicas para merecer esta mejora”, coincidió el senador demócrata Bob Menéndez, un cubanoamericano muy crítico con la normalización de relaciones con la isla. El también senador cubanoamericano Marco Rubio, candidato presidencial republicano, denunció asimismo los intereses políticos que dijo esconden la decisión de John Kerry, quien en menos de dos semanas se convertirá en el primer secretario de Estado norteamericano en más de medio siglo que visita Cuba, para reabrir oficialmente la embajada estadounidense en La Habana.

Según la estimación oficial, aunque el Gobierno cubano sigue sin "cumplir totalmente con los estándares mínimos para la eliminación del tráfico humano, está haciendo esfuerzos significativos para ello". El informe cita en este sentido intentos para combatir "por segundo año consecutivo" el tráfico sexual, incluido el juicio a 13 personas por este delito en 2013 y "asistencia a las víctimas".

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La subsecretaria de Estado Sarah Sewall negó al presentar el informe que hubiera una decisión política tras el cambio de categoría de Cuba y aseguró que a Washington le sigue preocupando que La Habana no considere el trabajo forzado como un problema, un asunto que aseguró será tratado en las conversaciones bilaterales futuras.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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