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Damasco amnistía a los desertores del servicio militar por falta de soldados

El Ejército sirio necesita combatientes ante el avance de los frentes opositores

Natalia Sancha
Un hombre en una calle de Alepo el viernes.
Un hombre en una calle de Alepo el viernes.Abdalrhman Ismail (REUTERS)

El presidente sirio, Bachar el Asad, ha anunciado hoy una amnistía general para “todos aquellos que han escapado al servicio militar dentro o fuera del país”. Se trata de la segunda en menos de un año. La guerra civil siria, que se enquista en su quinto año, se ha cobrado ya más de 230.000 vidas. Un tercio de ellas soldados y milicianos afines al Gobierno de Damasco, según datos del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Londres (OSDH).

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“No pienso regresar, si lo hago sé que entraré en el Ejército y no podré salir en cuatro años”, explica Ahmed M. de 25, nombre falso para proteger su identidad. “Mi primo regresó en la última amnistía y ahí sigue”, añade. Ahmed trabaja en un café de un barrio céntrico de Beirut donde lleva viviendo desde que comenzó la guerra. Como él, miles de jóvenes han huido de Siria para evitar vestir de caqui y combatir en las líneas del frente.

Las tropas sirias están faltas de efectivos. El pasado mes de mayo, el Estado Islámico (EI) lograba ampliar territorio al hacerse con Palmira en el centro del país. En el sur, las milicias rebeldes prosiguen su envite desde Quneitra y Sueida. Y en la costa noroeste, el Frente de la Conquista (coalición que une a Al Qaeda y otras facciones opositoras de mayor o menor corte islamista), amenaza en la frontera norte del feudo alauí de Latakia (confesión que profesa la familia El Asad). A la falta de efectivos se suman los problemas recientes con las Fuerzas Nacionales o Defensas Civiles. Compuestas por voluntarios pagados por el Gobierno para apoyar en el control y mantenimiento de las ciudades, muchos se niegan a ir al frente prefiriendo quedarse en las ciudades para proteger sus casas y familias. A pesar de ello, numerosos jóvenes siguen prestándose voluntarios para ingresar en el Ejército regular.

Según el OSDH, unos 70.000 desertores permanecen en Siria. Otros, sin que se conozcan las cifras exactas, han huido al vecino Líbano, para quedar atrapados sin poder regresar. Acuciados por la necesidad económica, muchos jóvenes optan también por salir por mar ilegalmente. El soldado raso cobra cinco euros al mes durante el servicio militar. El voluntario, hasta 150. Los varones hijos únicos están exentos. Los que se acojan a la Amnistía quedarán exentos de las penas impuestas por el código penal militar para aquellos dentro del país (artículo 100), o aquellos que han huido fuera (artículo 101). Si bien esta llamada no atañe a los desertores que se han sumado a las filas de la oposición, tampoco especifica si los jóvenes tendrán que cumplir con los dos años de servicio militar nada más entregarse.

Fouad, seudónimo que elige este joven sirio de 19 años, hace más de uno que huyó de Damasco. “Tengo varias hermanas y necesito trabajar para mandar dinero a casa”, dice el joven. Carpintero de profesión, huyó al Líbano, donde habita en un minúsculo cuarto junto con otros tres sirios. Sus compañeros provienen de las zonas más castigadas por la guerra; de Raqqa, hoy capital del EI en Siria, o de Qamishli al noreste del país. El sector de la construcción libanesa y los caseros que alquilan sus pisos a sirios son dos de los primeros beneficiarios, si no explotadores, de los cerca de 250.000 trabajadores migrantes sirios que llevan décadas en Líbano. Fouad y sus tres compañeros de cuarto trabajan en la construcción por unos 370 euros al mes. Pagan 180 euros por el alquiler de un cuarto de escasos metros cuadrados sin baño ni cocina, y malviven para mandar el resto a sus familias. A pesar de que no niega querer hacer el servicio militar en Siria, Fouad dice no poder permitirse ganar cinco euros al mes. “Necesito mantener a mi familia”, concluye.

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