Netanyahu dará la batalla al acuerdo nuclear iraní en el Congreso de EE UU
El primer ministro israelí confía en que se bloquee el pacto con Teherán en el Capitolio
Benjamín Netanyahu ha aprovechado casi todas sus comparecencias públicas en los últimos meses para condenar la negociación nuclear con el régimen de Teherán. En vísperas de un previsible acuerdo, el primer ministro israelí elevó este domingo el tono de su discurso apocalíptico al acusar a las grandes potencias de “allanar el camino para que Irán cuente con muchas bombas atómicas y cientos de miles de millones de dólares para su maquinaria terrorista”. Netanyahu parece dar por descontado el pacto nuclear y centra su estrategia en el Congreso de Estados Unidos, que tendrá que revisar lo acordado por la Administración del presidente Barack Obama.
El precedente de Corea del Norte
El primer ministro israelí suele citar como ejemplo de "mal acuerdo" el pacto nuclear alcanzado en 1994 por Bill Clinton con Corea del Norte. Benjamín Netanyahu presentó al Consejo de Ministros un vídeo en el que el entonces presidente de EE UU celebrara el compromiso. Pyongyang aceptó poner bajo control internacional su programa atómico a cambio del levantamiento de las sanciones económicas. Pero el aislado régimen estalinista efectuó su primera prueba nuclear subterránea en 2006, y repitió los ensayos en 2009 y 2013. "En mi opinión, el acuerdo con Irán va a ser peor que el de Corea del Norte", advirtió Netanyahu ante su Gobierno.
“El principal objetivo es lograr el apoyo de un número suficiente de miembros de ambas Cámaras para bloquear el acuerdo con Irán”, analizaba recientemente Barak David, corresponsal diplomático del diario Haaretz. Con el voto de la oposición republicana aparentemente a su favor, el primer ministro israelí ha movilizado a la influyente comunidad judía estadounidense para intentar sumar a más legisladores demócratas al frente de rechazo al acuerdo con Irán.
El jefe de Gobierno de Israel ha ganado tiempo para hacer campaña en el Capitolio. Una vez superado el plazo del pasado jueves en las negociaciones de Viena, que marcaba a su vez el límite para que la Casa Blanca pudiera someter el acuerdo nuclear al Congreso antes del fin del periodo de sesiones, Obama esperará previsiblemente hasta septiembre, cuando el Capitolio vuelva a iniciar su actividad. El Ejecutivo demócrata está prácticamente obligado a actuar así, ya que, en caso contrario, los parlamentarios contarían con dos meses para examinar el pacto con Irán en lugar de solo un mes.
El primer ministro israelí deberá tener en consideración que, a pesar de contar con el apoyo mayoritario de los legisladores republicanos y de las grandes fortunas de los magnates de origen hebreo, los judíos estadounidenses suelen favorecer con su voto al Partido Demócrata. Un sondeo encargado el pasado mes de junio por la organización progresista judía J Street, reflejaba que un 59% de los miembros de la comunidad israelita estadounidense está a favor de un acuerdo nuclear para levantar las sanciones a Irán y que someta a un estricto control su programa atómico. Otra encuesta para la cadena CNN mostraba a escalara nacional que el 53% de los norteamericanos apoyan también el pacto nuclear.
El Gobierno de Israel considera que un “buen acuerdo” con Irán debe imponer al régimen de los ayatolás dos líneas rojas específicas. Que mantenga bajo control al partido-milicia chií Hezbolá en Líbano y que deje de rearmar el ala militar de Hamás en Gaza, que —al contrario que la dirección política del movimiento de resistencia islámica—, aún mantiene estrechos lazos con Teherán. Pero Netanyahu y los socios ultraconservadores de su Gobierno consideran que EE UU y el resto de las grandes potencias han hecho ya demasiadas concesiones a Teherán y se preparan para dar la batalla contra el acuerdo con Teherán en el Capitolio de Washington.
Netanyahu ya acudió el pasado 3 de marzo al Congreso de EE UU, en un claro desafío al presidente Obama, para pronunciar un discurso contra la negociación nuclear con Irán. Pero su estrategia no pareció surtir los efectos deseados. El secretario de Estado, John Kerry, mantuvo la negociación de las grandes potencias con Irán tras el principio de acuerdo de Lausana.
En el frente doméstico, su intervención en el Capitolio tampoco le reportó el esperado respaldo en las urnas en los comicios celebrados dos semanas después. Netanyahu y sus aliados de centro derecha en la Knesset solo pudieron sumar 61 diputados en un Parlamento de 120 escaños. La oposición de centro izquierda, no obstante, ha mostrado también su preocupación durante la negociación nuclear con Irán, mientras criticaba al primer ministro por haber puesto en peligro con sus maniobras políticas en Washington la alianza estratégica en materia de seguridad con EE UU.
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