Los cortafuegos limitan el contagio en los mercados
Las nuevas herramientas de las autoridades europeas reducen el impacto sobre la periferia
Algunos de los peores escenarios previstos en la crisis de Grecia se han materializado esta semana y, pese a todo, las caídas en las Bolsas han sido moderadas, lejos del pánico que se vivió en 2012. Los inversores parecen confiar en los cortafuegos puestos en marcha en la zona euro en estos años y, aunque hoy ven más probable el riesgo de que Grecia acabe abandonando la moneda única, los mercados apuntan a que el día después resultará manejable.
Tras el susto inicial del pasado lunes, las primas de riesgo de las dos mayores economías de la periferia, Italia y España, han recuperado posiciones y cotizan a 145 y 142 puntos, respectivamente, frente al bono alemán. El euro se ha dejado un 0,6% en su cambio frente al dólar y el Euro Stoxx 50 apenas ha perdido un 0,7% en la semana, aunque algunas Bolsas, como la española, acumulan pérdidas del orden del 5%.
“La reacción del mercado a la elevada incertidumbre de Grecia revela cierta resistencia”, subraya Gustavo Reis, analista de Bank of America Merrill Lynch. “La evolución de las Bolsas sugiere que los acontecimientos en Grecia representan una amenaza limitada para el resto de la eurozona”, apunta. Cierto es que la situación no resulta ni de lejos comparable a la de 2012, cuando la prima de riesgo en la periferia superaba ampliamente los 600 puntos y la cotización de los mercados tuvo que suspenderse en varias ocasiones por las fuertes pérdidas del día.
Las caídas en las Bolsas han sido generalizadas pero lejos del pánico de 2012
Las miradas están ahora puestas en el día siguiente. Los inversores calibran la reacción del mercado tras el referéndum y los escenarios que se abren dependiendo de cuál de las dos opciones se acabe imponiendo. “Un agravamiento de la crisis griega sería doloroso pero la reacción de los mercados sugiere que también sería manejable”, insiste Reis.
“No nos engañemos, si la saga griega se pone en lo peor, el Banco Central Europeo (BCE) será la primera línea de defensa”, asegura por correo electrónico un operador de un banco de inversión desde Londres. Varios miembros de la autoridad monetaria han insistido esta semana en su disposición a actuar si la situación se deteriora, sostienen que el compromiso del presidente del BCE, Mario Draghi, en 2012 de que haría “lo que fuera necesario para salvar el euro” sigue vigente. Con herramientas ya utilizadas o con medidas nuevas. “Los inversores se creen los cortafuegos puestos en marcha en la región”, asegura Bank of America.
El día después
Las encuestas apuntan que el resultado del referéndum será muy ajustado y que gane quien gane se abre un escenario de profunda inestabilidad a partir del día después: sobre la continuidad del Gobierno, si los ciudadanos apoyan los planes de ajuste; y sobre el apoyo europeo si vence el no.
Todo con un calendario de pagos apremiante, que no deja respiro a las autoridades de Atenas. La nueva fecha límite es el día 20, cuando Grecia debe hacer frente a un vencimiento de 3.500 millones de euros con el Banco Central Europeo que, a día de hoy, no parece capaz de pagar.
“Si Grecia impaga su vencimiento con el BCE el próximo 20 de julio, eso haría muy difícil para las autoridades monetarias europeas seguir ofreciendo ningún tipo de asistencia al país”, explica Jonathan Loynes, de Capital Economics, en Londres. Sin la ayuda del BCE, constata el economista, Grecia entra en territorio desconocido. Si no paga sus vencimientos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ni con el BCE, los riesgos de una salida del euro se disparan. Una economía sin bancos, sin prestamista de último recurso al que recurrir, sin acceso a la liquidez y con una gran incertidumbre sobre su futuro inmediato “entra irremediablemente en una depresión casi tan profunda como la que ya ha sufrido el país” y que ha reducido su economía en un 25% desde 2009, advierten fuentes financieras desde Londres.
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