EE UU espió a varios miembros del Gobierno alemán y del BCE
Merkel convoca al embajador americano en protesta por las nuevas revelaciones
Dos de los asuntos que más han ocupado a la canciller alemana, Angela Merkel, en los últimos meses se cruzaron ayer a raíz de las nuevas revelaciones hechas por Wikileaks. La crisis griega y el espionaje estadounidense convergen en unos cables confidenciales publicados por el periódico Süddeutsche Zeitungque han provocado un nuevo encontronazo entre Berlín y Washington.
Las nuevas revelaciones son importantes porque muestran que los servicios de inteligencia estadounidenses fueron más allá de lo ya conocido. No solo espiaron el móvil de Merkel. También escucharon las conversaciones del ministro de Economía y otros altos cargos del Gobierno y del BCE.
El Gobierno alemán mostró su enfado convocando al embajador de EE UU en Berlín, John B. Emerson. “Nos tomamos muy en serio estas informaciones, que serán analizadas y evaluadas”, informó en un comunicado el portavoz de Merkel.
Pero más allá de unas revelaciones que ya no suponen una gran sorpresa para nadie —la semana pasada trascendió que los tres últimos presidentes de Francia también habían sido espiados por EE UU—, los documentos hechos públicos son interesantes porque dan una idea de las dudas que la canciller tenía en 2011 sobre la crisis griega.
“En una conversación con su asesor, Angela Merkel dijo estar perdida sobre qué opción sería la más adecuada: si una quita o una unión de transferencias”, dice el cable confidencial. Pese a que Merkel ya pensaba entonces que una quita no bastaría para solucionar el problema, Grecia obtendría el año siguiente esa rebaja, pero solo en su deuda privada. “En el Gobierno alemán, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, defiende ardientemente una quita, mientras que Francia y el presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, prefieren una solución más suave. El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, se opone, mientras que la directora del FMI, Christine Lagarde, parece indecisa”, añade el documento.
Las escuchas a 69 números telefónicos de ministerios recién reveladas comenzaron en los años noventa y se orientaron especialmente hacia el ámbito económico y comercial alemán. Una de las líneas pinchadas era la usada por Oskar Lafontaine en su etapa como ministro de Finanzas, cargo que ocupó unos meses entre 1998 y 1999.
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