La estrella en ascenso del chavismo es uno de los investigados por EE UU
El gobernador del Estado de Aragua es uno más de la cúpula política de Venezuela que está bajo lupa por presunto narcotráfico
La información del diario estadounidense The Wall Street Journal, que tanta polémica ha provocado al señalar a la cúpula gobernante de Venezuela de convertir al país en un centro de distribución de cocaína, tiene a un personaje como protagonista, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello, y a un grupo de actores alrededor de la trama.
La prominencia del número dos del presidente Nicolás Maduro opaca quizás al resto del elenco. Entre ellos quizás el más destacado sea el gobernador del estado de Aragua, Tarek El Aissami. No es poca la influencia y el prestigio que este dirigente, nacido en Mérida, en los Andes venezolanos, el 12 de noviembre de 1974, ha ganado en los últimos años dentro del chavismo.
A Hugo Chávez lo sedujo con su radical manera de expresar el apoyo a la autodenominada revolución bolivariana y su militancia de izquierdas en la Universidad de Los Andes, foco eterno de disputas universitarias entre sectores que apoyan y confrontan al gobierno. Necesitado de caras jóvenes que ofrecieran la impresión de que el chavismo presumía de una cantera y podía tirar de ella, el fallecido líder lo sumó a su gabinete cuando se declaró socialista en 2007.
Desde entonces y hasta 2008 El Aissami se desempeñó como viceministro de Seguridad Ciudadana. Ese año sustituyó a su jefe inmediato, Ramón Rodríguez Chacín, en el Ministerio del Interior y Justicia.
Allí estuvo hasta 2012. Fue el tiempo de la agonía del caudillo y también el punto de partida para su imparable ascenso en el Partido Socialista Unido de Venezuela, en el que ocupa el cargo de vicepresidente de la región centro-occidental. Durante esos años El Aissami presumió de entregar a sus países de origen a la mayor cantidad de capos colombianos de la droga. Hoy casi no se recuerdan esas noticias difundidas por la prensa controlada por el gobierno. El escándalo que marcó a fuego su gestión fue la captura del narcotraficante venezolano Walid Makled, capturado en Colombia y extraditado después de varios meses a Venezuela. En el intervalo ofreció entrevistas a funcionarios de la DEA y fue entrevistado por periodistas interesados en la trama del cartel de los Soles, que hasta entonces era poco más que una leyenda urbana. Makled abundó en cambio en otra revelación: que él le pagaba al ministro El Aissami para enviar cargamentos a través de Venezuela.
La acusación de Makled carece de valor para el gobierno venezolano por su condición de delincuente sentenciado a 14 años de prisión, pero tiene un valor para Estados Unidos. Sus declaraciones concuerdan con otras fuentes que, en ese país, han señalado que El Aissami entregó a Makled porque mantenía una deuda derivada del negocio de la droga.
Como ha sucedido en otros casos, los señalamientos gruesos en contra de algunos dirigentes chavistas terminan convirtiéndose en las catapultas de sus carreras políticas. En 2012 Aissami salió del ministerio para competir como candidato oficialista a la gobernación del estado Aragua. Su llegada al cargo coincidió con la caída en desgracia de su antecesor en el cargo, Rafael Isea, acusado por el entorno chavista de corrupto.
Poder acumulado
El equipo de El Aissami se encargó de remachar esas acusaciones: la inconclusa remodelación del Teatro de la Opera en Maracay, la capital de la provincia, fue la punta de lanza de otros señalamientos que obligaron a Isea, temeroso por su vida, a salir de Venezuela. “Hoy el bandido de Rafael Isea, ese traidor, está refugiado en Washington y entregado al programa de testigos protegidos a cambio de aportar información basura contra Venezuela”, dijo el gobernador de Aragua. Esa carrera ascendente y el poder que ha acumulado abonan toda clase de especulaciones. Algunos están convencidos de que es el propietario de medios de comunicación con una línea editorial proclive al gobierno. La obra quizás más resaltante ha sido convertir a un canal de provincias en una planta de alcance nacional.
El Aissami es un amante del deporte, pero especialmente del fútbol. A principios de año, con 40 años, fichó por el Aragua FC para jugar algunos partidos en la primera división local.
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