“La recuperación de cadáveres está en manos de pobladores locales”
El jefe del operativo de la Guardia Civil, ya de regreso, relata la devastación de la zona más afectada por el terremoto nepalí y cómo hallaron el cuerpo de la senderista española
Cuando el comandante Pedro Garijo llegó hasta Langtang Village (Nepal) hace diez días con su Unidad de Rescate de Montaña de Jaca (Huesca), se encontró con una gigantesca lengua de tierra y piedras. “No existe el pueblo, lo ha sepultado, sólo queda una casa en pie que protegió una enorme roca”. Lo siguiente fue acercarse hasta el lugar donde los pobladores que sobrevivieron al desastre agrupaban los cadáveres que encontraban entre los restos de la avalancha, provocada por el terremoto que se cebó con esa zona del país el pasado 25 de abril. Allí estaba el cuerpo de la senderista catalana Roser Palau, a quien reconocieron gracias a una fotografía. Este lunes, horas antes de que un segundo terremoto de 7,3 grados de magnitud hiciera temblar de nuevo el país, regresaban a España y abandonaban ese valle desolado: “No queda casi nadie, y los que permanecen allí es porque no tienen otra opción”, dice recordando a la única mujer que seguía con vida en la población de Chyanki o a los aproximadamente 300 habitantes que tenía Langtang (“aparte de los numerosos turistas”).
Han realizado 12 operaciones aéreas, tres de ayuda humanitaria, trasladado a seis niños nepalíes, recuperado 25 cuerpos… Pero pronto se percataron de que su misión, que era tratar de encontrar a los seis españoles que continúan desaparecidos, “era casi imposible, inabarcable para cualquier equipo de rescate, de hecho trabajamos con los italianos que opinaban lo mismo”, cuenta. “Descorazonados” abandonaron la búsqueda. Garijo habló personalmente con todas las familias de los desaparecidos y trató de explicarles la situación.
“Aquí se ha caído un glaciar y estamos hablando de las montañas más grandes del mundo”, relata. “La magnitud de la catástrofe es inabarcable, estamos hablando de una avalancha de hielo, nieve, barro, piedras, y todo lo que ha podido arrastrar y esto es Nepal, no España”.
Los pocos pobladores locales que quedan son los que realmente están desarrollando la búsqueda. “Separan los cuerpos de los nepalíes de los de los extranjeros. Los primeros los incineran, los segundos los ponen en manos de las autoridades del país cuando llegan, todo es muy complicado”.
El equipo de la policía científica española sigue allí junto a un agregado del Ministerio del Interior, para las necroidentificaciones de los cuerpos. Fuentes policiales confirmaron que afortunadamente no habían sufrido daños y se encontraban a salvo tras el segundo terremoto.
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