Los claroscuros en la muerte de Freddie Gray persisten
La policía entrega a la fiscalía de Baltimore el informe de la muerte bajo custodia policial del joven negro. La alcaldesa promete que habrá justicia para Freddie Gray
“Lograremos que se haga justicia para Freddie Gray”. La alcaldesa de Baltimore, Stephanie Rawlings-Blake, hizo el jueves una firme promesa que, sin embargo, no está necesariamente en sus manos poder cumplir.
La policía de la ciudad entregó hoy a la fiscalía local el informe preliminar sobre la muerte del joven negro bajo custodia policial que ha provocado fuertes protestas en Baltimore y otras ciudades de Estados Unidos. Salvo el reconocimiento de que el furgón donde Gray fue introducido hizo una parada más de las que se habían admitido hasta ahora durante el traslado del detenido, no se han revelado -oficialmente- más detalles del informe que deberá estudiar y valorar la fiscal de la ciudad, la afroamericana Marilyn Mosby.
Por el momento, en la historia que ha provocado las mayores protestas raciales en Baltimore desde 1968 sigue habiendo más puntos oscuros que claros.
Freddie Gray, de 25 años, fue arrestado en la mañana del 12 de abril por agentes blancos en una de las empobrecidas calles del oeste de Baltimore. Según un testigo citado por el diario The Baltimore Sun, Gray, un joven con antecedentes penales y procedente de una familia empobrecida y con pasado de abuso de drogas, estaba hablando con un conocido cuando fue alertado de que se acercaban tres policías en bicicleta.
Posteriormente los agentes hallaron en un bolsillo de Gray una navaja, pero no parece haber sido ese el motivo de su arresto. De hecho, no está claro que los policías supieran que poseía ese arma -pequeña y, según los abogados de la familia, legal- hasta que lo registraron. De acuerdo con el testigo citado por el Sun el joven, tras cruzar una mirada con los agentes -“parecieron reconocerse de inmediato”, contó el rotativo- trató de huir pie. En todo caso, fue la última vez que se lo vio caminando.
En vídeos de su arresto tomados por testigos se puede escuchar cómo Gray gritaba, aparentemente de dolor, cuando ya había sido reducido y esposado y estaba tumbado boca abajo en el suelo. Los dos agentes que lo detuvieron lo trasladaron, medio arrastrado, hasta el furgón policial donde fue trasladado y del que, poco más de media hora más tarde, salía ya inconsciente y con una lesión medular que resultó ser fatal. Gray moría siete días más tarde, el 19 de abril. Seis policías permanecen suspendidos desde entonces.
La clave del misterio, según todas las declaraciones públicas oficiales, así como filtraciones a la prensa, parece estar en el tiempo que pasó en el vehículo policial y no en la detención en sí de Gray.
“Cuando el señor Gray fue metido en el furgón, podía hablar, estaba enfadado. Y cuando fue sacado, no podía hablar y no podía respirar”, dijo la policía en una declaración pública la semana pasada. “Está claro que lo que ocurrió, sucedió dentro de la furgoneta”, apostilló la alcaldesa, también afroamericana.
La emisora local WJLA asegura, según fuentes de la investigación, que Gray se lesionó fatalmente cuando su cabeza chocó con la parte trasera de la furgoneta. Pero lo que no se indica es si ello se debió a un accidente o fue algo provocado, o incluso voluntario.
El diario The Washington Post revelaba también este jueves que existe un testimonio bajo secreto de sumario del detenido que compartió con Gray el furgón policial durante la última parte del trayecto. De acuerdo con esta versión Gray, al que el otro detenido no podía ver porque estaban separados por una cortina metálica, estaba “chocando contra las paredes” del furgón, en lo que el hombre interpretó como que el joven “estaba tratando de lesionarse de forma intencionada”.
Por otro lado, la policía ha admitido públicamente que a Gray no se le puso, como debiera, el cinturón de seguridad que debía impedir que pudiera sufrir algún accidente con un eventual bandazo del furgón policial. The Baltimore Sun ha reportado de varios casos en los que, en los últimos años, detenidos resultaron heridos graves por los bandazos causados -en algunos casos a propósito- durante el viaje hasta comisaría.
La fiscal Mosby tiene ya en sus manos los documentos que podrían arrojar luz sobre buena parte de las dudas persistentes. En una ciudad profundamente dolida por un caso que ha servido para poner de relieve las grandes desigualdades entre la acomodada minoría blanca y la ampliamente empobrecida mayoría afroamericana, la tarea de esta joven fiscal -tiene 35 años- e hija y nieta de policías, según recordaba Reuters, no es fácil.
“No nos vamos a apoyar solamente en las conclusiones” del informe policial, “sino también en los hechos que hemos recopilado y verificado”, prometió Mosby nada más recibir el documento.
También el comisionado de policía, Anthony Batts que, como Mosby y la alcaldesa es afroamericano, aseguró que su equipo tampoco da por concluida la investigación. “Si surgen nuevas pruebas, las investigaremos”, aseveró.
Mosby por su parte hizo un llamado a que la población sea “paciente” y se comporte de “forma pacífica y confíe en el proceso del sistema judicial”, algo que estos días de protestas y disturbios muchos residentes de Baltimore han visto difícil cumplir.
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