La empresa española que se convirtió en refugio en Nepal
Más de un centenar de personas pernoctan en las oficinas de la constructora San José
El director para Asia de la constructora gallega Grupo San José, Jean Claude Curell, sintió a 800 kilómetros de distancia el terremoto de Nepal. El suelo de Nueva Delhi se movió bajo sus pies minutos antes de averiguar "rápidamente por los medios", explica por teléfono desde allí, que el epicentro estaba cerca de Katmandú. Entonces, saltaron las alarmas. Su empresa trabaja en la ampliación del aeropuerto de la capital nepalí. Y sus oficinas, en el aeródromo, se han convertido desde el sábado en refugio de decenas de españoles que esperan su evacuación. "Tienen agua y comida. Y están en el propio aeropuerto. Lo que, para su salida del país, les tranquiliza mucho", apostilla Curell, que coordina desde la India la ayuda a este grupo que supera ya el centenar de personas.
La misma noche del seísmo, llegaron los empleados de la constructora y sus familiares. Después se sumaron, añade el directivo, amigos y otros miembros de la comunidad española. Y, ahora, también compatriotas que estaban de turismo, y ciudadanos de otras nacionalidades: como griegos y kenianos. Todos aguardan su evacuación en una planta baja conquistada por el castellano, con cocina y baños, que constituye uno de los dos puntos de encuentro de los españoles en Katmandú, junto al hotel Dwarika’s Village, propiedad de la cónsul honoraria.
Por ambas instalaciones ha pasado Isabel Álvarez, una madrileña que viajó a Nepal para conquistar el pico Island Peak. Esta montañera, candidata al Ayuntamiento de Alcorcón (Madrid) con Los Verdes, aterrizó en Nepal la madrugada del sábado, apenas unas horas antes de que el temblor golpeara su hotel de Katmandú. Tras ser evacuados, volvió a su habitación hasta que las autoridades españolas le recomendaron que acudiera a los puntos de encuentro, según relata su pareja, Héctor Arribas, que resalta que la cónsul les ha informado de que España les trasladará hasta Nueva Delhi en cuanto pueda aterrizar el avión preparado para ello.
"Pero el aeropuerto de Katmandú es un caos ahora", resaltan fuentes del Grupo San José, que trabaja desde 2012 en el plan de iluminación y ampliación de la pista, en el aumento de los estacionamientos para aeronaves, y en la reforma de la terminal. Un proyecto que permitiría, una vez acabado, que las instalaciones funcionasen todo el día y que pudieran aterrizar aviones de mayor envergadura. "Dos condicionantes que están influyendo mucho ahora", según las mismas fuentes.
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