Obama se despacha a gusto con los que aspiran a sucederlo
El presidente estadounidense bromea sobre sus logros y retos en el último tramo de su mandato durante la anual cena de corresponsales en Washington
El presidente Barack Obama se despachó a gusto la noche del sábado con los que critican sus políticas y con los que aspiran a sucederlo en la Casa Blanca en 2016. Si Los Angeles tiene su noche de los Oscar con las mayores estrellas del cine, Washington cuenta con su cena de corresponsales de la Casa Blanca y la comparecencia especial del comandante en jefe del país.
Una vez al año, los periodistas que cubren la Casa Blanca -y sus jefes, y todo el que logre hacerse con una de las preciadas invitaciones- se visten de gala para celebrarse y regalarse con una cena en la que lo de menos es el menú.
Mucho más importante es ser visto y traerse a un invitado que deslumbre. Las estrellas de la pequeña y gran pantalla -Jane Fonda o Tea Leoni se dejaron ver esta noche- se cotizan alto, pero también lo hacen actores sociales clave como el juez de la Corte Suprema Antonin Scalia y políticos en activo o retirados como la exsecretaria de Estado Madeleine Albright, también presente en la última gala.
Mas la guinda absoluta es el presidente de Estados Unidos, el principal invitado a la fiesta pero que debe pagar el honor con un discurso plagado de bromas que, a lo largo de los años, mandatarios tanto republicanos como demócratas han aprovechado para mostrar su lado más humano y divertido. Aunque, también, es una plataforma perfecta para lanzar ácidos dardos a sus rivales dentro y fuera de Washington.
Y Obama no la desperdició. En la penúltima cena de corresponsales que atiende en lo que es ya el último tramo de su mandato, el presidente demócrata aprovechó para hacer un repaso entre bromas y serio de sus logros y retos, desde su reforma sanitaria a sus intentos migratorios o su cambio de política hacia Cuba.
“Los hermanos Castro están aquí, bienvenidos a América, amigos, qué pasa”, dijo en español ante los más de 2.600 asistentes al evento en el hotel Hilton. “¿Qué, que son los Castro de Texas? Oh, hola, Joaquín, Julián”, agregó aprovechando que los gemelos texanos Joaquín Castro, congresista, y Julián Castro, su secretario de Vivienda, comparten apellido con los dirigentes de la isla del último medio siglo.
“Ser presidente nunca es fácil”, continuó. “Todavía tengo que arreglar la inmigración, emitir algunos vetos y negociar con Irán… y todo ello mientras encuentro tiempo para rezar cinco veces al día”, agregó ironizando ante los que siguen diciendo que es musulmán, una de las falsas afirmaciones que lo persiguen desde los comienzos de su presidencia.
El presidente también se rio de algunos de los problemas que lo han perseguido en los últimos tiempos. “Estoy tan viejo que (el líder republicano del Congreso, John) Boehner ya ha invitado a Netanyahu a hablar en mi funeral”, bromeó Obama sobre la invitación al Congreso -sin que le fuera consultada- del primer ministro de Israel para clamar contra la negociación con Irán.
Tras la oleada de fallos de seguridad que ha sufrido el servicio secreto encargado de protegerlo, el mandatario presentó sus nuevas “propuestas” para mejorar la seguridad en la Casa Blanca: presentó fotos de su vicepresidente, Joe Biden, abatiendo un dron con un bate de béisbol y al senador republicano John McCain como espantapájaros para alejar a los que han intentado saltar la verja que rodea la Casa Blanca.
Pero con lo que verdaderamente disfrutó Obama fue con las bromas que se permitió sobre los que aspiran a sucederlo en la Casa Blanca, especialmente con los republicanos. No perdió ocasión de apuntar al “error” de Jeb Bush de declararse como “hispano” en un registro electoral.
“Bueno, lo comprendo. Es un error inocente. Me recuerda cuando yo me identifiqué como estadounidense en 1961”, dijo.
Obama también se mofó del candidato Ted Cruz por su énfasis en negar el cambio climático y compararse con Galileo Galilei para defender su postura.
“Galileo creía que la Tierra giraba alrededor del sol. Ted Cruz cree que la Tierra gira alrededor de Ted Cruz”, dijo Obama.
El mandatario tampoco dejó pasar la ocasión para criticar a los hermanos Charles y David Koch, los ultraconservadores magnates de Kansas que financian campañas republicanas.
Los Koch han ofrecido “mil millones de dólares. ¿Soy yo o es que realmente eso parece excesivo? Creen que necesitan gastar mil millones de dólares para lograr que a la gente le guste alguno” de los candidatos republicanos, dijo el presidente.
Aunque más suave, Obama también se burló de los aspirantes demócratas.
"Tengo una amiga que, hasta hace solo unas pocas semanas, ganaba millones de dólares al año. Y ahora vive en una furgoneta en Iowa", bromeó Obama sobre el lanzamiento de la campaña de la demócrata Hillary Clinton.
“Como sabemos, los correos electrónicos le han puesto en aprietos a Hillary. Francamente, creía que iba a ser su cuenta privada de Instagram”, comentó de su exsecretaria de Estado, muy criticada tras conocerse que durante los cuatro años que estuvo al frente de la diplomacia estadounidense usó solo su correo electrónico privado.
También la encargada de cerrar la gala, la estrella del Saturday Night Live Cecily Strong, aprovechó el tirón Clinton para arrancar su tirada. “Sienta bien que una mujer siga al presidente Obama, ¿no?”, bromeó comediante que, a sus 31 años, se ha convertido en solo la cuarta mujer invitada a presentar una cena que este año cumplió su 101 aniversario.
Con un humor tan duro en ocasiones que a los asistentes les costaba sonreír, Strong disparó contra todo y contra todos. Uno de los momentos clave de su actuación fue cuando hizo referencia al problema de la violencia policial contra ciudadanos negros que ha provocado fuertes protestas en todo el país el último año.
“Hay que reconocerle algo al servicio secreto”, dijo al volver a aludir, como hiciera antes Obama, a sus fallos de seguridad en los últimos meses en la Casa Blanca. “Es la única agencia de la ley que se mete en líos si se dispara contra un hombre negro”.
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