Mueren en un incendio en Nueva York siete hermanos de 5 a 15 años
Heridos de gravedad la hermana mayor y la madre, que se tiró por la ventana para pedir ayuda
La ciudad de Nueva York vivió la pasada madrugada la mayor tragedia por fuego en los últimos siete años, después de que la deflagración de una vivienda unifamiliar en el popular distrito de Midwood en Brooklyn acabara con al vida de siete niños de entre 5 y 15 años de edad. Todos eran hermanos. El incendio, que se declaró entrada la medianoche y destrozó la residencia en esta tranquila zona residencial, movilizó a cerca de un centenar de efectivos del cuerpo de bomberos de Nueva York.
Dos personas fueron trasladadas anoche en estado crítico a dos centros hospitalarios. Se trata de la hermana mayor, de 14 años, y la madre, de 45 años. También tuvo que ser hospitalizado un bombero que participó en las labores de rescate, con heridas leves. Entre los menores fallecidos, tres eran niñas y cuatro niños. La FDNY confirma que todas las víctimas son miembros de la misma familia judio ortodoxa. El padre no se encontraba en la vivienda.
Llevó cerca de una hora controlar el fuego. Los vecinos relatan que la escena que vivieron anoche fue "horrible", hasta el punto de que tuvieron que retirar la mira cuando los servicios de emergencia sacaban a los niños de la vivienda. La madre, cuentan, saltó desde una ventana pidiendo ayuda mientras el fuego se extendía por el interior. "Mis hijos están ahí, mis hijos están ahí, sacadlos, sacadlos", gritaba según los testigos, "estaba completamente cubierta de hollín".
Los niños se encontraban en sus habitaciones cuando se produjo el incendio, que tuvo su origen en la cocina, en un calienta platos que se usan durante el Sabbat. La residencia, como comentó en rueda de prensa Daniel Nigro, comisario jefe de la FDNY, no disponía de detector de humos. El fuego se propagó muy rápido por la escalera. En las labores de asistencia participaron también voluntarios del servicio de emergencia Hatzolah, que atiende a la comunidad judía.
Midwood es un barrio multiétnico, aunque con predominio de residentes judíos ortodoxos. Su tradición religiosa les prohíbe, entre otras actividades, cocinar desde los viernes al atardecer hasta que anochece el sábado. Por eso suelen dejar los hornos y otros electrodomésticos encendidos durante esa jornada de descanso. Es lo que dificultó también localizar al padre, que se encontraba fuera de la ciudad en una conferencia y no podía usar el teléfono.
"Es una tragedia difícil de creer", comentó el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, tras visitar la residencia. Daniel Nigro va a mantener una reunión con los líderes religiosos de esta comunidad para tratar de ver cómo se pueden reforzar las medidas de seguridad durante la celebración del Sabbat, para evitar otra tragedia como esta. También destacó la importancia de que las viviendas dispongan de detectores de fuego y de humo en todas las plantas.
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