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Bruselas y Atenas empiezan el trabajo de la extensión del rescate el miércoles

El Eurogrupo acusa a Grecia de “perder el tiempo” pese a la falta de liquidez

El Comisario Pierre Moscovici junto al ministro griego, Yanis Varoufakis.
El Comisario Pierre Moscovici junto al ministro griego, Yanis Varoufakis.EMMANUEL DUNAND (AFP)

La saga griega se encamina hacia un nuevo choque de trenes si el horizonte no se aclara. Los primeros escarceos declarativos ya están ahí: Atenas amaga con un referéndum sobre el euro o algo parecido, y el jefe del Eurogrupo, el socialdemócrata holandés Jeoren Dijsselbloem, reclamó ayer a Grecia que deje de “perder el tiempo” y empiece a negociar “seriamente” con los socios europeos, poco impresionados por las siete primeras reformas presentadas por el ministro helénico, Yanis Varoufakis. El Eurogrupo alcanzó con Grecia uno de esos acuerdos de compromiso tan propios de Bruselas: los trabajos técnicos sobre el programa, contrato o rescate se harán en Grecia, pero todo lo que tenga el más mínimo contenido político quedará fuera del radio de acción de las instituciones anteriormente conocidas como troika. Punto final a la troika, salvo para las tareas técnicas.

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Europa quería que la troika, o como quiera que se llame esa tríada que forman Comisión, FMI y BCE, volviera a Atenas para empezar a trabajar en las reformas griegas y para saber de veras cuánto dinero tiene Grecia en caja. Pero el Gobierno de Alexis Tsipras no quiere ver a la troika ni en pintura e incluso amaga con un referéndum sobre el euro si el Eurogrupo no reduce el grado de dureza. Todo eso terminó con una reunión del Eurogrupo de trámite, a pesar de que las urgencias financieras de Grecia saltan a la vista: Varoufakis aceleró la presentación de las primeras siete reformas —que presentó el pasado viernes a sus socios del euro— a cambio de que Europa libere un pago de hasta 1.900 millones urgentemente. No hubo trato. No habrá dinero hasta finales de abril, la fecha de la primera revisión del rescate. Grecia queda así en manos del BCE, que ha ampliado la liquidez de emergencia para la banca pero se reserva la posibilidad de aceptar bonos griegos o de ampliar el límite de Atenas para emitir deuda a corto plazo, que compran sus entidades financieras.

El ministro de Economía español, Luis de Guindos, puso el dedo en la llaga y advirtió que la situación de liquidez de Atenas “no es buena”, con el sector bancario sufriendo, el Ejecutivo con serias dificultades para financiarse en los mercados y la economía perdiendo ingresos fiscales y en plena recaída en la recesión. Pero ese, a día de hoy, no parece un problema que preocupe en Bruselas: tras la reunión de los 19 ministros de Finanzas de los países del euro, el Comisario de Asuntos Económicos, el francés Pierre Moscovici, insistió en la importancia de que Grecia comience a trabajar en las reformas “lo antes posible”. Una tarea “que no será fácil”, matizó Moscovici.

La troika en Grecia forma parte del pasado Yanis Varoufakis, ministro de Finanzas griego

Será el miércoles en la capital belga cuando los técnicos de Bruselas junto con las autoridades helenas comiencen a trabajar para poder seguir adelante en la negociación de las condiciones de la extensión de cuatro meses del segundo rescate, según anunció el presidente del Eurogrupo. “Este proceso debería haber empezado hace ya dos semanas. No hay más tiempo que perder”, insistió Dijsselbloem, que ha anunciado que aspira a repetir como presidente del Eurogrupo.

Por su parte, el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, se mostró muy satisfecho tras la reunión del Eurogrupo en la que pudo afirmar que "la troika forma parte del pasado", algo que Syriza venía buscando desde su campaña electoral en 2014. Varoufakis insistió en que su Gobierno no puede permitir más la presencia de las instituciones en Atenas para que les diga cómo llevar a cabo las reformas económicas. "Pertenecemos a las tres instituciones de la troika [BCE, Comisión Europea y FMI] y seguiremos teniendo una relación cercana con ellas. Especialmente cuando nos han prestado dinero", agregó.

Una de las novedades que confirmó el Eurogrupo —y que otorga una victoria a los puntos a Tsipras— fue el traslado de parte de las conversaciones políticas a Bruselas. Los técnicos remitirán desde Atenas toda la información necesaria, pero las decisiones finales no las tomarán los funcionarios de la Comisión, del BCE o del FMI. “Lo principal se hará en Bruselas, pero la información tiene que fluir en ambas direcciones”, convino Dijsselbloem.

Los socios del euro ven insuficientes las reformas y retienen la nueva financiación

El panorama se complica. Grecia habla ya abiertamente de la posibilidad de un referéndum sobre el euro, algo que Varoufakis negó en el Eurogrupo —aludiendo a un “malentendido”— pero que otros ministros dan como una posibilidad. Grecia no tiene efectivo: el superávit primario se ha esfumado y “en un plazo máximo de dos meses”, según uno de los ministros del euro, se habrá quedado sin dinero para el gasto corriente. “La situación se pone cada vez más fea. Una salida del euro de Grecia sería un desastre y no conviene ni a los griegos ni al resto de la eurozona, pero ya no puede descartarse. Grecia depende de la buena voluntad del BCE o de las ayudas financieras de los socios europeos”, según las mismas fuentes.

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