El Consejo de Seguridad de la ONU debate si intervenir ya en Libia
El yihadismo y el caos del país en el 4º aniversario de la caída de Gadafi provoca la llegada masiva de inmigrantes a Italia
Miles de personas se han concentrado justo este martes en la plaza de los Mártires de Trípoli para celebrar el cuarto aniversario de la caída del dictador Muamar el Gadafi. Ha habido gritos y bocinazos de los coches pero también mucha incertidumbre. El debate internacional se cierne sobre si hay que intervenir ya sobre ese territorio estratégico y tan abandonado. La situación de inestabilidad que vive el país hace meses, y que se ha agravado en las últimas semanas y tras los ataques del fin de semana, ha provocado una convocatoria urgente para este miércoles del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Nueva York. El ministro de Exteriores egipcio, Sameh Shu Kri, ha mantenido una ronda de contactos en las horas previas con los países vecinos y va a reclamar en la ONU la autorización para una intervención internacional para frenar el auge de los grupos yihadistas armados.
Desde Madrid, el enviado especial de la ONU para Libia, el español Bernardino León, y la alta representante de la UE en Política Exterior, la italiana Federica Mogherini, han demandado más esfuerzos diplomáticos con la vista puesta en retomar a finales de esta semana las conversaciones iniciadas en la ciudad oasis de Ghadames, en el sur, con todos los actores políticos y sociales del país.
Pero las secuelas de los bombardeos egipcios del fin de semana como reacción a la decapitación de 21 coptos de ese país por las filiales locales del Estado Islámico han puesto ese proceso otra vez en el límite. El portavoz del presunto ejército libio, Mohamed Heyazi, ha informado de que el balance de esa operación militar egipcia llevada a cabo con los cazas F-15 y F-16 y con su total respaldo provocó 64 muertos milicianos en las ciudades de Derna y Sirte y alcanzó con éxito el 95% de los objetivos trazados. Rechazó que hubiera víctimas civiles. El fiscal general del país ordenó, por su parte, la repatriación de 121 ciudadanos egipcios sin la debida documentación.
Libia se ha convertido para los expertos occidentales en la nueva Siria o la nueva Somalia del Mediterráneo y los especialistas también coinciden en que este estado fallido es el caldo de cultivo propicio para una presencia del Estado Islámico cada vez más creciente.
La preocupación en Italia es tal que, durante el fin de semana, hasta tres ministros –Exteriores, Defensa e Interior— llegaron a declarar que el Gobierno italiano vería con buenos ojos liderar una intervención militar en Libia y, en paralelo, se puso en marcha una operación para la repatriación de sus connacionales.
Aunque el primer ministro, Matteo Renzi, intentó el lunes zanjar con firmeza la discusión –“no es momento para intervenciones militares”— la preocupación procede de dos focos. Las continúas oleadas de inmigrantes africanos que, partiendo de las costas de Trípoli, siguen arribando a Italia y la amenaza expresa del grupo armado Estado Islámico (EI) a través del vídeo en el que muestran la decapitación de 21 cristianos coptos. “Es un mensaje firmado con sangre a la nación de la cruz”, dice un encapuchado mientras señala con un cuchillo las costas de Italia, “antes nos habéis visto en una colina de Siria. Ahora estamos al sur de Roma, en una playa de Libia”. A continuación, las aguas se tiñen de rojo.
Italia ha rescatado en el mar Mediterráneo desde el pasado viernes al menos a 3.800 personas cuando intentaban alcanzar sus costas a bordo de embarcaciones que habían partido en su mayoría de Libia, según ha informado este martes la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). La cifra ya supera al total de los 3.528 náufragos salvados por las autoridades italianas en el mes de enero.
“Esta es una señal clara de que la situación en Libia se está desmoronando”, afirmó este lunes el director general de la OIM, William Lacy Swing, que hizo un llamamiento a la comunidad internacional para hacer frente a la avalancha de inmigrantes, que se produce unos días después de que unas 300 personas desaparecieran en el Mediterráneo cuando viajaban en una lancha neumática.
Solo en las últimas 24 horas, 933 inmigrantes arribaron a la isla italiana de Lampedusa, cuyo centro de acogida tiene capacidad para albergar a unas 400 personas, según fuentes de la OIM. Otras 300 personas han llegado este martes al puerto de Pozzallo, en Sicilia, y 300 más han sido localizadas en una embarcación que se dirige a Calabria.
Según la OIM, muchos de los inmigrantes llegados a Lampedusa han sido víctimas de bandas criminales libias que les han obligado a zarpar en botes con poca seguridad desde una playa situada a unos 15 kilómetros de Trípoli (Libia). “Nos obligaron a subirnos al bote apuntándonos con un arma, nos golpearon y nos robaron nuestras pertenencias”, ha denunciado un superviviente citado por la OIM.
La preocupación de que Roma, como sede del Vaticano, pueda convertirse en objetivo concreto de los terroristas está provocado, además del reforzamiento de las medidas de seguridad, en las que se va a implicar también al Ejército, un debate sobre la conveniencia de intervenir ya en Libia. Según Renzi, no tiene sentido una acción unilateral italiana: “Desde hace tres años, la situación en Libia está descontrolada, lo hemos dicho en todas las sedes y lo continuaremos diciendo. Pero la comunidad internacional, si quiere, tiene todos los instrumentos para intervenir. La propuesta es esperar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”.
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