China amplía la lucha anticorrupción al sector bancario
Investigados dos directivos de entidades vinculados a dirigentes defenestrados
Los responsables de la campaña contra la corrupción en China —tras las investigaciones a altos funcionarios y al sector de la energía— parecen haber vuelto sus ojos al sector bancario, que hasta ahora se había mantenido a salvo de las pesquisas. El presidente ejecutivo del banco Minsheng, Mao Xiaofeng, anunciaba el fin de semana su dimisión por “razones personales”, después de que se anunciara que se le investigaba por posible corrupción. Ahora ha sido el Banco de Pekín, una entidad financiera de tamaño mediano, el que ha dado a conocer que uno de sus directivos, Lu Haijun, es sospechoso de “violación de la disciplina”, un eufemismo que en el lenguaje oficial chino suele aludir a prácticas corruptas.
Las detenciones de ambos parecen estar más relacionadas con sus redes de contactos que con las actividades de sus empresas. En el caso de Mao, un directivo del banco Minsheng de 42 años, su vínculo clave es Ling Jihua, el otrora mano derecha del presidente Hu Jintao (que abandonó el cargo en 2012) y que desde diciembre está bajo arresto de la Comisión Central para la Inspección de la Disciplina, el órgano encargado de la vigilancia interna del Partido Comunista.
Según ha publicado el diario Beijing News, Mao organizó lo que ya se ha comenzado a apodar como “el club de las esposas VIP”: contrataba a las mujeres de prominentes políticos en puestos inexistentes, pero les pagaba sueldos muy reales. Entre las beneficiadas estaban la esposa del propio Ling, Gu Liping, o Yu Lifang, cónyuge de Su Rong, exvicepresidente del órgano equivalente a un Senado en China.
En el caso de Lu, del Banco de Pekín, aunque aún se conocen muy pocos detalles, su detención parece relacionada con el caso Zhou Yongkang, el exresponsable de seguridad interna en China y el hombre más poderoso que ha caído hasta el momento en la campaña anticorrupción. Zhou desarrolló buena parte de su carrera en el sector energético, donde mantenía aún gran influencia. El investigado Lu había ocupado puestos directivos en empresas de ese sector.
El banco Minsheng emitió inmediatamente un comunicado en el que subrayaba que la investigación contra Mao “carece por completo de relación con las actividades” de la entidad. El banco también ha negado que otros directivos de la compañía se hayan visto implicados en el caso contra Mao, que con un brillante currículum que incluía un máster por la Universidad de Harvard, llegó a la entidad en 2002 y tan solo en 12 años se había convertido en agosto pasado en el presidente de banco más joven de China.
Pero las investigaciones podrían abrir la caja de Pandora en el sector y precipitar nuevos casos como ha ocurrido en el sector energético. Durante la investigación contra Zhou cayeron varios de los más altos ejecutivos de la industria, como Jiang Jiemin, presidente de CNPC, la principal petrolera china.
Las investigaciones podrían abrir la caja de Pandora en el sector y precipitar nuevos casos como ha ocurrido en el sector energético
El diario Global Times, propiedad del Diario del Pueblo —el órgano oficial del Partido Comunista—, apunta este martes que los casos contra Mao y Lu “puede presagiar que la lucha contra la corrupción se centre en el sector financiero durante 2015”. En este caso se trataría de un tanteo para explorar hasta qué punto la corrupción es algo común en el mundo bancario chino. Es “una prueba sobre el terreno antes de [tomar] mayores medidas contra la corrupción en el sector, si se logra obtener información significativa de Mao para destapar casos más profundos”, apunta el medio estatal, que cita al catedrático de Economía de la Universidad de Pekín Cao Heping.
La agencia crediticia Fitch apunta por su parte que “los acontecimientos en Minsheng y el Banco de Pekín pueden ser precursores de una investigación más amplia sobre la gestión empresarial. Si es así, en lo que respecta al sector financiero, tiene el potencial de mejorar la transparencia y mejorar los estándares de gobierno a largo plazo”.
El presidente de la Comisión de Disciplina, Wang Qishan, es un hombre que conoce los recovecos del sector financiero chino como pocos. El sexto hombre más poderoso de China —según su rango en el Comité Permanente, el máximo órgano de dirección del Partido Comunista— fue, antes de entrar en la comisión, viceprimer ministro para asuntos económicos por debajo de Wen Jiabao, el entonces jefe de Gobierno (2003-2013). Previamente había sido presidente del Banco de Construcción de China, uno de los grandes del sector público, y vicegobernador del Banco Central.
Por el momento, la Comisión de Disciplina del PCCh parece haber optado por la cautela y por no soliviantar a un sector clave de la economía, justo en momentos en los que el crecimiento se desacelera. Y cuando algunas instituciones financieras chinas están intentando hacer negocio en el exterior: precisamente el principal accionista de Minsheng, la aseguradora Anbang, acaba de recibir el visto bueno de los organismos reguladores estadounidenses para hacerse con el célebre hotel neoyorquino Waldorf-Astoria por 1.950 millones de dólares (unos 1.722 millones de euros). Una operación de prestigio que el régimen chino va a cuidarse muy mucho de perjudicar.
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