Las luchas internas desgarran al movimiento xenófobo alemán
Pegida se queda sin líder por segunda vez en una semana y cancela la marcha del lunes
Aparecieron de la noche a la mañana y se convirtieron en el centro de atención de la política alemana. El movimiento islamófobo Pegida logró reunir en su convocatoria más numerosa a 25.000 personas en la ciudad de Dresde y acaparó la atención —y las críticas— de toda la clase política del país, empezando por su presidente, Joachim Gauck, y su jefa de Gobierno, Angela Merkel. Pero en la última semana no para de acumular malas noticias.
Los autodenominados Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente tuvieron primero que cancelar su marcha por una amenaza terrorista, a los pocos días dimitió su líder y fundador, Lutz Bachmann, y la siguiente convocatoria no cubrió las expectativas de participación. Ahora, tan solo una semana después de la caída de Bachmann, dimiten su sucesora, Kathrin Oertel, y otros cuatro miembros de la cúpula.
“Kathrin ha dimitido de su cargo como portavoz nacional tras ser objeto de acoso masivo y amenazas y sufrir perjuicios en su trabajo. Se ha sacrificado por nosotros”, señalaba el miércoles Pegida en su perfil de Facebook. También anuncian la cancelación de la manifestación prevista para el próximo lunes 2 de enero, aunque mantienen la convocatoria de la semana siguiente. Oertel —que hace unos días tuvo su momento de gloria al aparecer en un debate de la televisión pública que vieron más de cinco millones de alemanes— deja Pegida después de que su fundador se viera obligado a dimitir como consecuencia de la publicación de una fotografía en la que imitaba a Adolf Hitler y de unos comentarios en los que describía a los demandantes de asilo como “ganado”.
Pegida achaca la dimisión de su líder a las amenazas que ha sufrido su cúpula, pero otras fuentes apuntan que en realidad obedece a las luchas internas de la organización. Rene Jahn, unos de los miembros de Pegida que ha dimitido, explicó al diario Bild que el movimiento se debe en realidad a que el antiguo líder quiere seguir dirigiendo la organización pese a haberse desvinculado oficialmente de ella. La pelea interna también se explica por la relación de Bachmann y sus seguidores con la franquicia de Pegida en Leipzig, denominada Legida, aún más radical que sus colegas de Dresde. La revista Stern, la primera que informó de la marcha de Oertel, también apunta como la verdadera causa de la crisis a las intenciones de Bachmann de seguir a los mandos de la organización.
Pese a las disputas internas, está abierto qué ocurrirá con un movimiento que ha mostrado al extranjero una cara desagradable de Alemania, sobre todo porque las encuestas muestran que una parte importante de la población comparte los prejuicios contra el islam de los manifestantes de Dresde. El número dos del Gobierno y líder de los socialdemócratas, Sigmar Gabriel, protagonizó la semana pasada una polémica al viajar a Dresde para verse con algunos simpatizantes de Pegida. “Tenemos que estar más en contacto con la gente”, dijo Gabriel, que acudió al debate “a título privado”.
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