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Rusia busca aliviar el cerco en Davos

Los ejecutivos rusos tratan de lanzar un mensaje tranquilizador a los inversores ante la masiva salida de capitales tras las sanciones de Occidente

Alicia González
DAVOS (ENVIADA ESPECIAL) -
Andrey Kostin, presidente de VTB (derecha), junto al multimillonario Oleg Deripaska, el miércoles en Davos.
Andrey Kostin, presidente de VTB (derecha), junto al multimillonario Oleg Deripaska, el miércoles en Davos. jason alden (bloomberg)

En los últimos años, las fiestas de los magnates rusos se encontraban entre las más cotizadas en las agendas de los ejecutivos que acuden al Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés). Caviar, champán, música… las celebraciones no ahorraban en gastos. Este año, de forma más discreta, también ha habido alguna celebración pero “ha sido un pequeño fracaso, la organizaron antes de que empezara el Foro y muchos empresarios e inversores tampoco querían dejarse ver con los rusos”, sostiene uno de los habituales de Davos.

Se refería a la fiesta del VTB, el segundo mayor prestamista ruso y una de las entidades financieras afectadas por las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea como represalia por el conflicto que mantiene Rusia con Ucrania.

Los bancos internacionales han reducido en un 20% su exposición

Las sanciones han cerrado a las principales empresas y bancos rusos el acceso a los mercados de financiación internacionales y VTB ha tenido que recibir una inyección de 2.600 millones de dólares (unos 2.300 millones de euros) del banco central para hacer frente a sus vencimientos de deuda. Su presidente, Andrey Kostin, admitía este viernes en Davos que en 2015 la entidad tiene que refinanciar otros 4.300 millones de dólares “pero el banco central ha establecido un programa de asistencia para empresas y entidades financieras y eso garantiza que no habrá ningún impago. Los inversores pueden estar tranquilos”, afirmaba.

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Ese es el mensaje que los ejecutivos rusos querían trasladar a los fondos de inversión que acuden a la estación suiza y explica también el significativo desembarco de ejecutivos rusos pese al aislamiento que sufren sus empresas. Cuando se levanten las sanciones, dicen los directivos rusos, el negocio seguirá como siempre, según han confirmado diversos inversores que han participado en esas reuniones.

Prevén que las sanciones no se renovarán cuando termine su vigencia, el próximo mes de julio, pero la canciller alemana, Angela Merkel, no ha dejado entrever en este foro ninguna señal de que las posiciones se vayan a suavizar en el futuro más próximo. “Las sanciones son inevitables, pero no un fin en sí mismas. Podrán ser revocadas si se devuelve, para empezar, el control de la frontera del Este de Ucrania a este país”.

La ofensiva de los últimos días sobre esa región apunta más bien en la dirección contraria pero Kostin, el presidente del banco VTB advertía: “Estamos preparados para ello con alternativas, pero si se expulsa a Rusia del Swift, el sistema de transferencias internacionales [como sucedió con Irán], eso implicará la retirada mutua de embajadores y la vuelta de la Guerra Fría”.

Los encuentros con los inversores se han mantenido, como siempre, fuera del programa oficial del Foro, en los lujosos hoteles que pueblan la pequeña estación de esquí suiza. Pero la alfombra roja bajo los focos se ha desplegado para el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko. En los últimos años, ese trato era dispensado tanto a Vladímir Putin, presidente de Rusia, como a su primer ministro, Dimitri Medvédev.

El trato preferente que se daba a Putin en el Foro lo recibe ahora Poroshenko

Pese a todo, el Kremlin no ha desaprovechado la oportunidad para trasladar su posición a las élites económicas. “Si Occidente cree que va a poder doblegar la voluntad del pueblo ruso por imponer sanciones económicas, está completamente equivocado. Esto nos une más”, advertía el viceprimer ministro, Igor Shuvalov, desde una tribuna del foro suizo.

Los nacionalismos siempre necesitan un enemigo exterior y las sanciones están sirviendo a Putin para esos fines, explica una analista geopolítica, la nueva profesión de moda en Davos, que apunta la coincidencia de que los países que soportan estas sanciones —Irán, Venezuela y Rusia— se están viendo seriamente dañados al mismo tiempo por la caída del precio del petróleo.

La combinación de esos factores está resultando letal para la economía rusa. Entre 2013 y finales de 2014, la exposición solo de los bancos internacionales a Rusia se ha reducido en 38.000 millones de dólares, un 20% del total, según datos del Banco de Pagos Internacionales.

Si se amplían esos movimientos a fondos de inversión o deuda privada, la cuantía se dispara, solo para 2014, hasta los 150.000 millones de dólares (133.345 millones de euros). “Es una salida de capital considerable y el perfil se ha acelerado en los últimos meses”, admite un experto del sector.

China se exhibe como inversor global

A. G., Davos

Ahora que Rusia se encuentra sumida en una profunda recesión, que Brasil debe recuperar la confianza de los mercados y que India está a la espera de implementar las reformas prometidas, China ha querido marcar distancias con el resto de los BRICS y exhibir en Davos su papel como potencia e inversor internacional. Una posición reforzada con la presencia del primer ministro, Li Kequiang, en Davos, el único entre los dirigentes de los grandes países emergentes en acudir a esta edición del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).

El Gobierno chino quiere trasladar un mensaje de confianza en su economía, ahora que la desaceleración se consuma y que el PIB registró un crecimiento del 7,4% en 2014, el peor dato en más de 20 años. “China ha entrado en la nueva normalidad, al pasar de una velocidad de crecimiento muy alta a una velocidad elevada”, defendió Li, que no ocultó que “la economía china afrontará presiones de desaceleración a lo largo de 2015” pero que eso no distraerá al Gobierno de su programa de reformas estructurales y un crecimiento más equilibrado.

Lo cierto es que la consultora de estrategia IHS sostiene que la desaceleración china va a ser mayor de lo previsto y que el banco central se sumará al bloque de economías que adoptarán medidas expansivas a lo largo de los próximos meses.

Es cierto, como recordaba un habitual del foro, que la lejanía de las celebraciones del año nuevo chino, que otros años se solapaban con la reunión del Foro de Davos, también ha ayudado a impulsar la presencia de participantes chinos. Pero el mensaje que han desgranado tanto los oficiales de la administración china como los empresarios que han acudido a la estación suiza deja entrever otros intereses. “China ha cambiado su patrón, lo que significa que está preparado para jugar otro papel”, admitía Jin Yong Cai, consejero delegado de la Corporación Financiera Internacional, el gran instrumento de las inversiones chinas en el exterior.

A lo largo de estos días, China ha recordado en repetidas ocasiones que es la tercera mayor fuerza de inversión extranjera directa y que el cambio en el modelo de crecimiento implica que “para crecer las empresas no pueden hacerlo sin invertir fuera”, asevera Justin Lin, profesor de la Universidad de Pekín.

Si ese es el objetivo, no hay duda de que Davos es el foro perfecto para que las empresas chinas hagan negocios.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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