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Cuba y EE UU inician con cautela el largo proceso de normalización

La Habana acoge la primera alta reunión oficial para restablecer relaciones diplomáticas

Silvia Ayuso
La secretaria de Estado de EE UU para Latinoamérica, Roberta Jacobson, durante la reunión.
La secretaria de Estado de EE UU para Latinoamérica, Roberta Jacobson, durante la reunión. YAMIL LAGE (AFP)

Cautela y pasos pequeños pero seguros. Esa es la consigna bajo la que ha comenzado en La Habana la primera reunión oficial entre Estados Unidos y Cuba para buscar cómo restablecer las relaciones diplomáticas tras más de medio siglo de política antagonista.

La secretaria de EE UU para América Latina, Roberta Jacobson afirmó este jueves que el diálogo sostenido con Cuba sobre el restablecimiento de relaciones ha sido "positivo y productivo" aunque advirtió que la normalización completa de vínculos será un proceso "muy largo". "El restablecimiento de relaciones [diplomáticas] y de abrir embajadas es solo una parte del proceso más amplio de normalizar relaciones', afirmó Jacobson ante los medios de comunicación.

Su contraparte cubana, la directora para EE UU del Ministerio de Relaciones Exteriores, Josefina Vidal, coincidió en que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países "será un proceso largo" y que requerirá más contactos entre las partes en fechas que están todavía por determinar.

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Las negociaciones empezaron puntuales a las nueve de la mañana en el Palacio de Convenciones de La Habana, sede habitual de las sesiones semestrales de la Asamblea Nacional (parlamento) y escenario también, entre otros, de las conversaciones de paz con las FARC de Colombia.

En una de las salas se reunieron las delegaciones dirigidas por Jacobson, la funcionaria estadounidense de más alto nivel que pisa Cuba en más de tres décadas, y la de su homóloga cubana. Estas dos poderosas diplomáticas tienen en sus manos la delicada tarea de coordinar agendas y pasos para normalizar unas relaciones marcadas durante más de medio siglo por el embargo comercial —aún vigente— y una política antagónica.

El primer paso, coinciden las partes, es reabrir las embajadas respectivas en Washington y La Habana. Más incierto es si se hallará rápido una forma de lograrlo.

Gracias a sus sendas Representaciones de Intereses, las oficinas de carácter diplomático abiertas desde finales de los 70, los dos países cuentan con la infraestructura básica para volver a colgar el cartel de “embajada” en las capitales. Pero tanto EE UU como Cuba han advertido de que es posible que sea necesaria más de una reunión para completar el proceso.

“Lo que estamos intercambiando (hoy) son los pasos prácticos, pero en una sola reunión todos los temas no pueden ser acordados”, recordó durante un receso de las conversaciones el subdirector para EE UU del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Gustavo Machín.

El intercambio ha sido “productivo”, se han conversado “los principios y pasos prácticos sobre los cuales deben ser restablecidas las relaciones diplomáticas” y cada parte ha “tomado nota” de las propuestas de la otra parte, agregó.

Según el número dos de la delegación cubana, el ambiente de las negociaciones está siendo “de respeto, distendido” y el intercambio es “productivo”.

“Mírenme la cara, creo que reflejo el espíritu con que hemos estado conversando hasta el momento”, agregó con un gesto relajado.

Con todo, recomposición de relaciones no significa reconciliación de posturas. Que las diferencias siguen siendo amplias quedó claro desde la reunión migratoria que precedió a la diplomática. El miércoles, leyes estadounidenses como la Ley de Ajuste Cubano que permite a los cubanos que logran llegar por cualquier medio a territorio estadounidense obtener la residencia permanente después de quedarse un año y un día fueron motivo de tensiones por la negativa de Washington a considerar un cambio.

Washington ha llegado a esta cita con una lista muy concreta de pasos que espera poder dar: desde que se eliminen los cupos de diplomáticos y sus restricciones —hasta ahora no pueden salir de la capital del país sin un permiso específico— a que se permita el envío de material diplomático sin límites y el acceso de ciudadanos cubanos a su sección de intereses (o a la futura embajada).

La Habana también tiene demandas concretas para Washington, como “la situación bancaria” de su Sección de Intereses, que lleva casi un año sin encontrar un banco que acepte gestionar sus transacciones, entre otras la gestión de visados.

Pero su interés principal, es “enfatizar” que el restablecimiento de relaciones diplomáticas debe significar “el respeto recíproco al sistema político y económico de cada uno de los países y evitar cualquier tipo de injerencia en los asuntos internos de nuestras naciones”, según destacó el diario oficialista Granma.

Una advertencia clara de un país como Cuba que, históricamente, ha venido denunciando los esfuerzos de EE UU por acabar con su sistema político. Washington por su parte nunca ha ocultado que su interés principal siempre ha sido lograr que la isla transite hacia un sistema democrático en donde se respeten los derechos humanos y las libertades fundamentales. En este sentido, el presidente Barack Obama ha dejado claro que el giro drástico en la política hacia Cuba decidido el 17 de diciembre no se debe a un cambio de opinión sino a la constatación de que las tácticas empleadas para lograr ese fin durante los últimos 54 años no han funcionado.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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