Una velada musical en la antigua casa de los Castro
La comunicación entre los cubanos de ambas orillas ha logrado mantener viva la cultura popular
Por más que se esfuerza, Dayron no logra reconocer los nombres de los músicos del Buena Vista Social Club retratados en el folleto del concierto que promociona entre los turistas. “Pero este es el verdadero grupo, los demás son imitaciones”, asegura en la esquina de Fuente de la India, en el barrio de La Habana Vieja, este bailarín de 25 años que se gana la vida arrastrando extranjeros hacia los taxis oficiales y los espectáculos musicales que se ofrecen en el centro de la ciudad. A cada uno le entrega una tarjeta de presentación del restaurante-sala de conciertos El Guajirito, y le ofrece la misma explicación: “Aquí viene a veces [la cantante] Omara Portuondo y hay varios artistas vivos de la época. Con cena y bebidas incluidas, el precio del espectáculo es de 50 CUC (pesos cubanos convertibles, es decir, unos 40 euros). Sin cena pero con cócteles incluidos son 30 CUC”.
A un par de cuadras de distancia y al mismo precio, la oficina de Turismo ofrece un espectáculo bastante similar pero en la casa que perteneció a la familia de los hermanos Castro antes del triunfo de la revolución: “Una noche cubana en los 50”, con sobrevivientes de las agrupaciones Buena Vista Social Club y Afro-Cuban All Star. De ser el cubano un Estado capitalista, a esta contraposición de ofertas la llamarían “libre competencia”. Pero aún falta mucho para que las reformas del modelo económico, promovidas por el presidente Raúl Castro y aderezadas por la posibilidad de que EEUU suspenda el embargo comercial sobre Cuba, ahora que ambos países han anunciado el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas, desemboquen en semejante cambio de estructuras, usos y denominaciones.
“Bienvenidos de cualquier parte, quiero presentarles a un maestro que por 10 años tuvo bajo su mando la orquesta del cabaré Tropicana; y por cinco años la del Buena Vista Social Club: Franciscoooo Garcíaaaaa”, anuncia el presentador. García, alias Caturla, suplía este jueves por la noche en el papel de director a Julio Fernández, otra figura legendaria de la música cubana, y al que los funcionarios organizadores del evento presentan como “el caballero blanco”, “ganador en 1997 del premio Grammy” que otorga la industria musical estadounidense. Sin ánimos de quedarse atrás, el Grupo El Guajirito ―que bajo el mando de un empresario cubano posee un sello discográfico, una discoteca, un tablao, un hostal y un restaurante― también utiliza como gancho promocional todos los premios que han ganado en el norte los cantantes de su cartel: Lázaro Villa, Luis Barzaga, Virgilio Valdés.
Antes de que los presidentes Raúl Castro y Barack Obama anunciaran el histórico acuerdo, el intercambio sostenido entre los cubanos de ambas orillas ya había logrado reivindicar algunos referentes de la cultura popular común, que la revolución y su contra descalificaron en el pasado por razones políticas. El presentador de la “noche cubana de los 50” anuncia de este modo a la gran sorpresa de cada noche: “Tenemos a una artista, a una mujer con más de 80 años en escena. Ella ha cantado con grandes figuras como Benny Moré, Celia Cruz, Nat King Cole, Julio Iglesias, Elton John, Michael Jackson, Nelson Ned, Gilberto Santarrosa, Beyonce y muchas más. Un verdadero privilegio tener esta noche en Tradicionales de los 50 a Juanaaa, la cubanaaaa”. Acto seguido entra en escena Juana --93 años, falda y chaqueta rojo escarlata, sombrero y mitones negros, anillo dorado en el meñique—, llenando el edificio con un chorro de voz tan potente como el que vibró en la garganta de Celia Cruz hasta el día en que le llegó la muerte, en el exilio de Estados Unidos; sin cumplir su deseo de regresar a cantar en su isla.
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