Sócrates es interrogado durante 11 horas
El juez Carlos Alexandre continuará mañana lunes con las declaraciones del ex primer ministro socialista de Portugal
El ex primer ministro de Portugal, José Sócrates, fiue interrogado durante más de 11 horas por el juez Carlos Alexandre, con relación a los delitos de evasión fiscal, lavado de dinero y corrupción de los que ha sido acusado.
Sócrates, detenido el viernes, llegó conducido a las 08.35 (09.35 hora peninsular española), poco después de la primera y maratoniana sesión de cinco horas del sábado, que concluyó a medianoche. Su abogado, salió del edificio a las 20.45 horas para explicar que el interrogatorio había acabado, pero que continuaría a las 9.15 de la mañana del lunes. Pese a ello, Sócrates continuó en las dependencias de los juzgados hasta las 21.45 de la noche, cuando otra vez fue conducido al calabozo policial, donde reside desde la noche del viernes. Trece horas en los juzgados que no hicieron mella en él, ya que salió sonriendo en el coche que le devolvía al calabozo. También su abogado, Joao Araujo, confirmaba su ánimo: "Está mejor que yo", declaró.
El interrogatorio de los otros tres detenidos por el caso no duró tanto. Antes que el ex primer ministro, comparecieron el amigo de juventud Carlos Santos Silva, el abogado Gonçalo Ferreira y el chófer João Perna y se fueron custodiados por la policía, como habían llegado, a las 19.00 horas de la tarde.
José Sócrates, de 57 años, ocupó el cargo de primer ministro de Portugal entre 2005 y 2011. Fue el primer socialista que gobernó con mayoría absoluta en la historia de la república portuguesa, pero se vio obligado a abandonar la dirección de un Gobierno en minoría y ser rechazadas sus medidas contra la austeridad. Antes de marcharse firmó la autorización para el rescate europeo del país, que estuvo tres años bajo la vigilancia in situ del Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea.
Después de más de seis años de gobierno, Sócrates se trasladó a París, donde estudió Filosofía, lejos de la vida política portuguesa y sin trabajo alguno. Por ello, su tren de vida en el barrio más caro de la ciudad levantó las suspicacias de los medios de comunicación portugueses.
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