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541 metros de orgullo

Nueva York exhibe el One World Trade Center como símbolo de superación trece años después del 11-S

La llamada Torre de la Libertad, el rascacielos más alto del Hemisferio Occidental.
La llamada Torre de la Libertad, el rascacielos más alto del Hemisferio Occidental.D.E (AFP)

¿Qué altura tiene el orgullo de Estados Unidos? ¿Cuántos metros cuadrados ocupa su espíritu? ¿Cuántas toneladas de cemento contiene su fuerza?¿Cuántas vigas de acero sostienen su espíritu? ¿Cuántas placas de vidrio iluminan su resistencia? Nueva York tiene la respuesta. El One World Trade Center, la llamada Torre de la Libertad, el rascacielos más alto del Hemisferio Occidental, el símbolo de la capacidad de superación de una ciudad golpeada como ninguna otra por el terrorismo, se ofrece ya al mundo como un gigante: 541 metros de altura (1.776 pies, el año de la independencia del país), 325.000 metros cuadros de superficie (43 campos de fútbol), 152.000 metros cúbicos de cemento (un camino para peatones entre Barcelona y Lisboa), 45.000 toneladas de acero (35.000 coches) y 93.000 metros cuadrados de cristal (213 canchas de la NBA).

“Este edificio completa el paisaje de Nueva York y supone una vuelta a la normalidad trece años después de los atentados del 11-S”, proclamó Patrick Foye, director ejecutivo de la Autoridad Portuaria de Nueva York y New Jersey, la entidad dueña del rascacielos. “Simboliza muchas cosas, además de ser un bello icono. Entre ellas, la revitalización de esta zona de Manhattan y, sobre todo, nuestra respuesta a lo que aquí sucedió. No vamos a olvidar, y ahí está el Memorial y los nombres de todos los que aquí murieron, pero este edificio, sobre todo, significa que volvemos al trabajo, que miramos hacia el futuro”, añadió este jueves en la planta 61 ante un grupo de periodistas extranjeros.

Este edificio completa el paisaje de Nueva York y supone una vuelta a la normalidad trece años después de los atentados del 11-S” Patrick Foye, director ejecutivo de la Autoridad Portuaria de Nueva York y New Jersey

El edificio, gran tótem del Lower Manhattan y de su rehabilitación como lugar de negocios y turismo, es “one in a million”, como reza en sus carteles exteriores. La estructura ofrece unas majestuosas vistas de todo Nueva York ante las que el visitante no puede sino extasiarse, no sin cierta aprensión por el recuerdo de lo que allí sucedió. El Memorial del 11-S y las cascadas en homenaje a las víctimas en la base de la torre dan al lugar un cierto aire de mausoleo, roto por la frenética actividad de las obras (quedan dos torres por construir, además del enorme intercambiador de transportes diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava) y por el pálpito comercial de la zona. “Es un edificio muy bonito, es un edificio histórico, pero también es un edificio de negocios y se ha abierto para hacer negocios”, declaró Jordan Barowitz, responsable de Durst Organization, la sociedad inmobiliaria asociada a la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey para explotar la torre.

El One World Trade Center ha necesitado ocho años de construcción y una inversión cercana a los 4.000 millones de dólares que tanto Durst como la Autoridad Portuaria confían en recuperar dólar a dólar. De momento está alquilado el 60% del espacio disponible. De las 104 plantas, 90 se dedicarán a acoger empresas y el resto, a servicios y seguridad. El grupo de comunicación Condé Nast, editor de Vogue, Vanity Fair o The New Yorker, es la primera firma que se ha instalado en el edificio, con un avanzadilla de unos 500 profesionales. Está previsto que el edificio albergue a unos 5.000 en total. La llegada de los primeros inquilinos se produjo el pasado día 3, en una ceremonia simple (cruzar la puerta, superar los controles de seguridad y ocupar los despachos) que, sin embargo, estuvo inundada de emociones. Cuando la primera de las trabajadoras de Condé Nast, que ha alquilado 24 planas, cruzó el vestíbulo de entrada habían pasado 4.802 días, más de 200.000 horas, desde que, a las 8.46 de la mañana del 11 de septiembre de 2001, el primer avión impactó contra una de las Torres Gemelas.

Esta previsto que el rascacielos, diseñado por el arquitecto David Childs y que cuenta con un espectacular mirador y un túnel que comunica con once líneas de metro, se inaugure oficialmente a finales de año, aunque todavía no hay fecha. Pese a que el One World Trade Center marca el inicio de una nueva era en el sur de Manhattan tras años de zanjas y vallas, las obras continuarán. El intercambiador de transportes de Calatrava tiene prevista su apertura en la primavera de 2015. La denominada Torre 3 no estará construida hasta 2018, y la Torre 2, todavía incipiente, se demorará aún más.

Como si de un inevitable invitado se tratara, la tragedia rozó la torre en estos días de estreno cuando el miércoles dos limpiacristales quedaron colgados en el vacío por un fallo mecánico del sistema de tracción de su cabina. Finalmente, los bomberos rescataron a Juan Lizama, de 41 años, y Juan López, de 33, en una complicada operación que reforzó el mito heroico del departamento. “Estamos analizando qué fue lo que pasó, pero les puedo garantizar que este es el edificio comercial más seguro del mundo”, garantizó Patrick Foye. El directivo explicó que en las excepcionales medidas de seguridad del edificio, que no quiso desvelar, han colaborado el FBI y el Departamento de Seguridad Interior, entre otras agencias estadounidenses.

El Memorial del 11-S y las cascadas en homenaje a las víctimas en la base de la torre dan al lugar un cierto aire de mausoleo

La obsesión por la seguridad del rascacielos, por su valor como símbolo de una ciudad que no se deja avasallar, no es una cuestión menor. Forma parte de la voluntad de los dueños y de las autoridades de Nueva York espantar cualquier fantasma del pasado y disolver la aprensión de muchos a la hora de ocupar un espacio en el que murieron más de 2.700 personas. Para un país que venera a sus caídos como ningún otro, el One World Trade Center también motivas dudas. Cada uno las expresa a su manera. El cómico Chris Rock lo hizo de la forma que mejor sabe, bromeando: “Mires donde mires, ahí está la Torre de la Libertad. Si no la ves es que estás en Connecticut. Deberían cambiarle el nombre por el de Torre-a-la-que-nunca-ir. No pienso ir nunca. No hay ninguna circunstancias que pueda hacer que vaya a ese lugar”, dijo en un monólogo en el programa Saturday Night Live. Para algunos, Rock se pasó de la raya.

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