Kiev acusa a Moscú de sabotear la tregua con los separatistas prorrusos
Putin reinterpreta el acuerdo sobre la celebración de elecciones en Donetsk y Lugansk
Ucrania se opone a los intentos de Rusia de reinterpretar los acuerdos firmados por representantes de ambos países con los insurgentes independentistas, bajo la égida de la OSCE, en Minsk el 5 y el 19 de septiembre. Medios diplomáticos europeos en Kiev opinan que el objetivo de Moscú es demorar el restablecimiento del control ucranio de la frontera con Rusia, controlada ahora mayoritariamente por los insurgentes prorrusos.
Para Kiev este control es clave para asegurar que los independentistas del Este dejan de recibir ayuda militar. La presencia de carros de combate rusos en la zona de conflicto ha sido documentada por distintos medios periodísticos, incluida la agencia Reuters. También lo ha sido la presencia de militares rusos, que según la versión oficial moscovita, o se habían licenciado o estaban de vacaciones. Fuentes militares ucranias calculan que al menos 428 militares rusos (sin contar voluntarios o mercenarios) han perecido en el conflicto, que en su conjunto se ha cobrado ya cerca de 4.000 víctimas.
En lugar de hablar de la frontera, el Kremlin prefiere concentrarse en las elecciones y en concreto en las que los secesionistas quieren celebrar a principios de noviembre con la intención de legitimarse frente a Kiev. En Sochi el pasado viernes, el presidente ruso, Vladímir Putin, manifestó que en el protocolo de Minsk se decía que los comicios convocados por los separatistas debían “coordinarse” con la legislación ucrania, pero no celebrarse “de acuerdo con la legislación ucrania”. Sin embargo, en el punto nueve del protocolo firmado en Minsk el 5 de septiembre se dice que las elecciones locales en las zonas ocupadas de Donetsk y Lugansk deben realizarse “de acuerdo con la legislación ucrania”, específicamente con la “ley de estatus especial”. Esta ley firmada por el presidente ucranio, Petró Poroshenko, el 16 de octubre contempla un régimen especial para las zonas dominadas por los insurgentes.
El sábado, en una entrevista en la televisión, Poroshenko conminó a Rusia a “cumplir las obligaciones” contraídas en Minsk y recordó que estas incluyen la retirada de todas las tropas y el control de la frontera. Sin nombrar a Putin, Poroshenko afirmó que en el reciente foro euroasiático de Milán, Rusia se había encontrado en un “aislamiento total” cuando intentó zafarse de los acuerdos de Minsk, “proponiendo otras variantes” e incluso “un nuevo acuerdo”. El líder ucranio calificó de “pseudoelecciones” las que preparan los separatistas y señaló que su fin es crear un “poder ilegítimo”. De acuerdo con la legislación ucrania, las elecciones en las zonas controladas por los insurgentes se celebran en diciembre y tienen carácter municipal y no son para formar parlamentos representativos de toda la zona como pretenden los independentistas.
En Sochi, Putin manifestó que “nadie en el sudeste quiere realizar elecciones de acuerdo con la legislación ucrania” y alegó que la fecha de comicios municipales fijada por Kiev para el 7 de diciembre no fue consultada con las regiones del Sudeste.
El viernes, el Consejo de Ministros del Consejo de Europa aprobó una resolución reiterando que los acuerdos de Minsk se refieren a elecciones de acuerdo con la ley ucrania. En la capital de Bielorrusia las partes se pusieron de acuerdo en asegurar un régimen de vigilancia permanente en la frontera ruso ucrania y su verificación por la OSCE. Esta entidad tiene una misión de 16 observadores en dos puestos de una frontera de 2.300 kilómetros que en gran parte son terrenos no señalizados. Moscú considera la presencia de la OSCE en los puestos fronterizos de Gúkovo y Donetsk como un "gesto de buena voluntad" y se niega a aumentar el número de observadores internacionales, según el representante ruso en la OSCE Andréi Kelin.
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