Turquía rechaza la presión de la OTAN para combatir al yihadismo
Ankara deja claro su rechazo a liderar en solitario una operación terrestre
Delegados de primer nivel de la OTAN y Estados Unidos acudieron este jueves a Ankara para redoblar la presión sobre el Gobierno turco y que este acepte implicarse militarmente en la ofensiva contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) en Siria. Mientras, los milicianos fundamentalistas del EI persistían en el asedio a la ciudad kurda de Kobane, ubicada en territorio sirio pero justo a la frontera con Turquía.
“El Estado Islámico supone una grave amenaza para la gente de Irak, para la gente de Siria, para toda la región y para los miembros de la OTAN”, declaró este jueves el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, durante su comparecencia junto al ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu. “Es importante que toda la comunidad internacional se mantenga unida en este esfuerzo a largo plazo”, añadió Stoltenberg en Ankara.
El nuevo jefe de la Alianza pide unidad para "este esfuerzo a largo plazo"
El general retirado estadounidense John Allen, que coordina las operaciones de la coalición internacional contra el Estado Islámico en Irak y en Siria, también ha viajado a la capital turca con el fin de reunirse con diferentes miembros del Gobierno turco este jueves y este viernes. En los últimos días, ha aumentado la frustración en Estados Unidos —y también en Reino Unido— ante la negativa de Turquía a intervenir contra los yihadistas en Kobane (denominada Ayn el Arab, en árabe).
El jefe de la diplomacia turca reiteró públicamente sus reticencias. “No es realista esperar que Turquía vaya a dirigir por sí misma una operación sobre el terreno”, respondió al jefe de la OTAN el titular de Exteriores, Cavusoglu. “Mientras [el presidente sirio Bachar] el Asad siga en el poder, los baños de sangre y las matanzas van a continuar. El régimen de El Asad es la causa de la inestabilidad y, por tanto, un cambio político es necesario”, añadió Cavusoglu en la rueda de prensa junto a Stoltenberg.
A pesar de que si cae la ciudad de Kobane los extremistas del EI controlarían varios puestos fronterizos y una larga franja de territorio junto a Turquía, el Gobierno turco —que cuenta con el segundo mayor Ejército de la OTAN y obtuvo el permiso del Parlamento para actuar en Siria— ha insistido en que sólo se plantearía intervenir si se cumplen varias condiciones: el establecimiento de una zona tampón, donde concentrar a los refugiados que escapan de los combates, y de una zona de exclusión aérea en el lado sirio de la frontera, y que la coalición entrene a los rebeldes sirios moderados y persiga el cambio de régimen en Siria.
“[Turquía] tiene un problema de credibilidad porque durante mucho tiempo decía que no podía hacer nada debido a los rehenes [turcos apresados por el EI en su avance a Mosul, en Irak], pero desde que fueron liberados dice que no puede hacer nada porque ahora hay que deshacerse de El Asad: lo que parece es que están dando excusas”, explica Gareth Jenkins, analista sobre Turquía en el Instituto para Asia Central y el Cáucaso. “Esas condiciones no son realistas y en el Ministerio [turco] de Exteriores deben saber que no son realistas”, añade.
El Gobierno "parece que está dando excusas", según un analista
Turquía reclama que se establezca una zona de exclusión aérea prácticamente desde el inicio de la guerra en Siria, en el verano de 2011. Actualmente, también querría que esa zona sirviera para reubicar a parte de los 1,5 millones de refugiados sirios a los que ha acogido en estos tres años en territorio turco.
Crear una zona de exclusión aérea “no ha estado sobre la mesa todavía en ninguna discusión en la OTAN”, respondió sobre este tema el nuevo secretario general de la Alianza. Representantes de EE UU y Reino Unido han expresado que la creación de esta zona se podría estudiar, mientras que el presidente francés, François Hollande, sí ha dicho que lo apoyaría.
Los ataques aéreos de la coalición han impedido en los últimos días que los yihadistas tomen completamente Kobane, y las Unidades de Protección Popular (YPG, en kurdo), la milicia local que defiende esta ciudad con poco más que armas ligeras, han pedido a Turquía que permita el paso hacia Kobane de combatientes kurdos y de munición y armamento. El Gobierno turco se opone porque percibe al grupo armado YPG como la rama siria del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en kurdo), cuya milicia se alzó en armas contra Turquía en 1984 y que está considerado una organización terrorista por Ankara, la UE y Estados Unidos.
Los kurdos forman alrededor del 20% de la población en Turquía (unos 75 millones de personas), donde se sienten hermanos de los kurdos de Siria. Por esto, la pasividad del Gobierno turco hacia Kobane ha provocado violentas protestas prokurdas en las que desde el martes han muerto al menos 26 personas. Las autoridades levantaron este jueves el toque de queda impuesto en varias provincias para evitar las protestas.
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