Obama se enfrenta a la decepción hispana
El presidente se dirige a los hispanos por primera vez desde que anunció que no actuará para frenar las deportaciones antes de las elecciones parlamentarias
Si el ambiente de los últimos días en la reunión del Instituto del Caucus Hispano en el Congreso (CHCI) en Washington sirve de barómetro, la recepción que le espera la noche de este jueves al presidente Barack Obama como estrella invitada a la gala que corona el encuentro anual más influyente de la política latina en Estados Unidos será, con suerte, tibia.
La cita en pleno corazón de Washington es la primera ocasión en que el presidente estadounidense se dirige a los hispanos desde que, desde la Casa Blanca situada escasos centenares de metros, anunció a comienzos de septiembre que no iba a cumplir su promesa de actuar por decreto en materia migratoria "antes del fin del verano” y que retrasaba cualquier medida hasta después de las elecciones parlamentarias de noviembre.
La decisión fue considerada como una “bofetada” por el activo lobby proinmigración y por una comunidad hispana que, tras el fracaso en junio de la vía legislativa para lograr una reforma migratoria que abra una vía de legalización para los más de 11 millones de indocumentados en el país, había centrado sus esperanzas en la promesa de Obama de que actuaría por su cuenta como tarde en septiembre para paliar las deportaciones.
Será la quinta ocasión en que Obama se dirige al influyente foro hispánico. La primera vez fue en 2008, cuando aún era un candidato presidencial que prometía una reforma migratoria en su primer año de mandato y el auditorio aplaudía a rabiar cada una de sus intervenciones.
La primera cosa que va a hacer el presidente después de las elecciones es dictar una acción ejecutiva” Joaquín Castro
Ahora lleva casi seis en la Casa Blanca y de reforma migratoria, ni rastro. Como no lo hay tampoco, al menos hasta el momento, de las prometidas “acciones ejecutivas” para paliar las deportaciones de indocumentados que han alcanzado las cifras más altas desde que está en la Casa Blanca.
De hecho, apenas un día antes de su discurso, el Departamento de Seguridad Nacional revelaba las nuevas cifras de deportaciones: un total de 438.421 en el año fiscal 2013, el último revelado. Es decir, casi 20.000 más que el año anterior y un nuevo récord.
Consciente quizás de que el ambiente de la gala que presidirá Obama es este año más hostil que nunca, la Casa Blanca no ha escatimado esfuerzos para allanar el camino a su intervención.
Una “hoja informativa” distribuida coincidiendo con el inicio del congreso hispano resaltaba los logros del presidente demócrata que benefician a la comunidad hispana y su “compromiso” especialmente para “arreglar nuestro sistema de inmigración que no funciona”.
“El presidente Obama mantiene su compromiso con que pase la reforma de Inmigración de sentido común, pero a falta de legislación del Congreso, el Presidente está determinado a actuar, dentro de los límites de su autoridad, para arreglar todo lo que pueda de nuestro sistema de inmigración que no funciona mediante acción ejecutiva”, promete de nuevo el documento oficial.
El discurso del presidente ante el congreso hispano ha estado precedido además de numerosas alocuciones de latinos de su gabinete o del Partido Demócrata que han asegurado que Obama se mantiene “firme” en su promesa de actuar y que han buscado argumentos para justificar el nuevo retraso que tan indignados tiene a tantos.
“La primera cosa que va a hacer el presidente después de las elecciones es dictar una acción ejecutiva”, aseguraba durante el foro el congresista demócrata por Texas Joaquín Castro, considerado, junto con su hermano gemelo y secretario de Vivienda Julián Castro, una estrella ascendente del Partido Demócrata.
Obama “no va a dudar a la hora de ordenar una acción ejecutiva. La cuestión de la acción ejecutiva no es una cuestión de cuándo”, aseguraba también el secretario de Trabajo y asimismo hispano, Thomas Pérez.
Es hora de que el presidente actúe. No vamos a aceptar ninguna excusa" Luis Gutiérrez
Lo importante sin embargo es “hacerlo bien”, y eso requiere tiempo, recalcó una y otra vez, pidiendo implícitamente paciencia a la comunidad.
Pero ésta escasea visiblemente.
Para empezar, a Obama le espera a la entrada de la sede del congreso un piquete organizado por varias organizaciones hispanas que pretenden exigirle al mandatario que “cumpla su promesa de garantizar un alivio a las familias que sufren” con las deportaciones.
“Urgimos al presidente que se acuerde de todas las familias del país separadas por su falta de acción”, adelantó el activista Gustavo Torres, de Casa Maryland.
Y dentro ya de la convención, de nuevo, el barómetro: Las palabras de Thomas Pérez defendiendo a Obama fueron recibidas con algún que otro aplauso más cortés que entusiasta.
Todo lo contrario que la recepción casi de héroe -con aplausos y vítores- que tuvo el también congresista demócrata Luis Gutiérrez, uno de los máximos impulsores de la reforma migratoria y fuerte crítico de la decisión de Obama de demorar una orden ejecutiva en la materia.
“Estamos esperando a que el presidente actúe, yo pienso que debería haberlo hecho antes de las elecciones”, proclamó ante un auditorio que arrancó a aplaudir nada más comenzar su intervención.
“Es hora de que el presidente actúe. No vamos a aceptar ninguna excusa del lado demócrata y no deberíamos aceptar que ningún republicano nos diga que esperemos más. Ya hemos esperado suficiente. No más deportaciones, no más separaciones de familias, una injusticia un día más es inaceptable para nuestra comunidad”, insistió Gutiérrez ante un auditorio entregado que ya quisiera Obama para sí.
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