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Diez países árabes respaldan la coalición antiyihadista propuesta por EE UU

Riad se ofrece a albergar los campos de entrenamiento para los insurgentes sirios moderados

Ángeles Espinosa
El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, el miércoles en Bagdad.
El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, el miércoles en Bagdad. AP

Diez países árabes, con Arabia Saudí a la cabeza, se han comprometido hoy  en Yeddah a colaborar con Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico (EI). El anuncio se hizo público tras la reunión de ministros de Exteriores con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en la capital de verano del reino del desierto. La monarquía saudí, clave en cualquier intento de erradicar el yihadismo, ha aceptado albergar en su territorio bases de entrenamiento para los rebeldes sirios moderados.

“Tenemos el compromiso del reino de Arabia Saudí… para participar de lleno con nosotros en el esfuerzo, incluido ese programa de entrenamiento”, explicó un alto funcionario estadounidense que viajaba con Kerry, citado por Reuters. La víspera el presidente norteamericano, Barack Obama, había telefoneado al monarca saudí para explicarle sus planes.

La preparación militar y equipamiento de los insurgentes sirios que luchan contra el régimen de Bachar el Asad, pero que no comparten ni el extremismo ni las ambiciones territoriales del EI, es un componente clave del plan estadounidense. Durante su discurso de anoche, Obama amplió a Siria la intervención contra ese grupo. Sin embargo, a diferencia de Irak, allí carece de un socio local. Desde que se inició la guerra civil siria hace tres años, los rebeldes moderados han recibido una ayuda muy limitada de EEUU. Los dirigentes árabes responsabilizan a esa falta de apoyo su fracaso frente al Ejército sirio y su pérdida de terreno ante los yihadistas.

A la reunión con Kerry en Yeddah acudieron, además del príncipe Saud al Faisal, anfitrión de la cita, los ministros de Exteriores de Kuwait, Qatar, Bahréin, EAU, Omán, Irak, Egipto, Jordania, Líbano y Turquía. Este país, el único no árabe de los asistentes, ha precisado que no contempla permitir operaciones militares desde su territorio, pero que se volcará en la ayuda humanitaria. Sin embargo, Emiratos, abrió la puerta a esa cooperación a través de un artículo de su embajador en Washington, Yusef al Oteiba, en The Wall Street Journal.

“El Estado Islámico tal vez sea la amenaza principal y más obvia ahora mismo, pero no es ni con mucho la única”, escribe el embajador antes de precisar que “una respuesta internacional debe hacer frente a los peligrosos extremistas islamistas de todos los colores en la región”.

Al Otaiba enumera los grupos afiliados con Al Qaeda en Siria, Libia, Túnez, Egipto, Yemen y el Magreb. Aunque no lo menciona directamente, EAU, como Arabia Saudí, considera que entre los extremistas se encuentran también los Hermanos Musulmanes, un grupo que perciben como una amenaza a sus regímenes, y frente al que han apoyado al nuevo Gobierno egipcio. Sin embargo, Turquía y Qatar lo ven precisamente como una alternativa moderada frente a los yihadistas. Es uno de los puntos de fricción que EEUU tendrá que limar en la coalición.

Washington, que ya mantiene una estrecha cooperación militar con todos esos países, busca reforzar sus bases en la región y aumentar los vuelos de vigilancia, según indicaron fuentes del equipo del secretario de Estado a los periodistas que le acompañan. El permiso para esos vuelos, que se concretará en una próxima reunión de ministros de Defensa, permitirá aumentar la capacidad de la aviación estadounidense para atacar la artillería antiaérea del EI. También, si se considera necesario, para imponer una zona de exclusión aérea.

Pero además de los aspectos militares, Kerry suscitó la conveniencia de que las cadenas de televisión de la zona, en especial la catarí Al Jazeera y la saudí Al Arabiya, difundan mensajes anti extremistas que pongan en evidencia la realidad que representa el EI.

Tanto los dirigentes iraquíes como la oposición siria celebraron los planes de Washington para hacer frente a los yihadistas que controlan una parte importante de sus respectivos países. El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, se declaró satisfecho con el apoyo que Obama le ha ofrecido para recuperar el control de su territorio. Los opositores sirios, por su parte, recuerdan que llevaban tiempo advirtiendo de la amenaza y pidiendo “una acción así”. También señalan que no basta con combatir a los yihadistas para conseguir la estabilidad en la región, sino que “es necesario derribar al régimen represor de El Asad”.

Esa es otra de las dificultades para lograr un consenso internacional y regional en la campaña contra el EI. Damasco ve cómo se esfuma lo que creyó una oportunidad para congraciarse con la comunidad internacional después de tres años de aislamiento por su brutal represión de la disidencia. Sus aliados, Irán y Rusia, han salido al quite, temerosos de que la coalición anti yihadista pueda minar la resistencia de que ha hecho gala El Asad.

“La llamada coalición internacional para luchar contra el EI (…) está envuelta en graves ambigüedades y existen importantes recelos sobre su determinación para atacar con sinceridad las raíces del terrorismo”, declaró la portavoz de Exteriores iraní, Marzieh Afkham. La principal objeción de Teherán es que “algunos de sus integrantes están entre quienes financian y dan apoyo militar a los terroristas en Irak y Siria”. Aunque sin nombrarlos, Afkham se refería a Arabia Saudí y otros países árabes que han respaldado a los rebeldes sirios.

Rusia, por su parte, se hizo eco de las advertencias de Damasco. “Cualquier bombardeo sobre posiciones del Estado Islámico en Siria sin el permiso del Gobierno legal, o en ausencia de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, constituiría un acto de agresión y una violación flagrante del derecho internacional”, según el Ministerio de Exteriores ruso.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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