El histórico líder de los kurdos de Turquía anuncia la recta final del conflicto
Ocalan, que cumple cadena perpetua, envía un mensaje de paz tras 30 años de lucha
“Esta guerra que ya dura 30 años [entre el PKK y Turquía] se encuentra, a través de una importante negociación democrática, en la fase que dirige a su final”. Quien habla con tanta esperanza es el propio líder de la milicia del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en kurdo), Abdalá Ocalan, preso desde 1999 y condenado a cadena perpetua. “En la ocasión del 30º aniversario de nuestra lucha, quiero señalar que estamos a punto de que haya novedades históricas”, añade Ocalan, que envió su mensaje a través de tres diputados del prokurdo Partido Democrático de los Pueblos, que lo visitaron en la cárcel especial en la isla de Imrali, en el mar de Mármara.
Ayer se cumplieron 30 años desde que el PKK de Ocalan se alzó en armas contra el Estado turco el 15 de agosto de 1984, entonces con el objetivo de lograr la independencia. Los kurdos son entre el 15 y el 20% de la población turca, y desde la fundación de la república, en 1923, se quejan de que no se les reconocen sus derechos como minoría. Aún hoy el idioma kurdo no se enseña en la escuela pública, y hasta hace unos años estaba prohibido hablarlo.
El conflicto ha dejado más de 40.000 muertos, la mayoría milicianos kurdos y población civil, pero también muchos militares. Actualmente, el PKK es considerado una organización terrorista por Turquía, la UE y EE UU. A finales de 2012, el Gobierno comunicó que llevaba desde octubre en conversaciones con Ocalan, con el objetivo de poner fin al conflicto. En marzo de 2013 el PKK declaró un alto el fuego unilateral y después empezó a retirar a sus milicianos hacia sus bases en las montañas Kandil, en Irak.
El comunicado de ayer de Ocalan llega sólo dos días después de que el viceprimer ministro Besir Atalay anunciara que el Gobierno está trabajando en una hoja de ruta que quiere presentar en septiembre. El mes pasado el Parlamento aprobó una ley que establece el marco para la finalización del proceso de paz. El PKK se conformaría con una mayor autonomía para la región kurda en el sudeste del país, el reconocimiento en una nueva Constitución de toda una serie de derechos sociales y políticos, y una amnistía que incluyera la liberación de Ocalan.
El Gobierno siempre ha dicho que está abierto a la negociación pero sólo a partir de un desarme de la milicia. El proceso llevaba meses paralizado. Ya en septiembre de 2013 el PKK detuvo su retirada, y sus líderes en el terreno se quejan desde entonces de que el Ejecutivo no cumple lo acordado en las conversaciones. El primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, recién elegido presidente, ha hecho de la paz una de sus grandes apuestas. Una paz que podría servir al Gobierno para lograr el apoyo de los diputados kurdos para modificar la Constitución y otorgar poderes ejecutivos al presidente, como desea Erdogan.
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