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“No es un accidente que haya sido en el área de San Luis”

Los expertos aseguran que no había un incidente así desde 1917, pero que la tensión racial se respiraba en la ciudad

Los expertos coinciden en que había una tensión racial acumulada en Ferguson y otros suburbios de San Luis, pero se dicen sorprendidos por los disturbios violentos.

Terry Jones, profesor de Ciencias Políticas y Políticas Públicas en la Universidad de Misuri-San Luis, explica que “no es raro” que en Ferguson y otras localidades dormitorio de San Luis se celebren protestas pacíficas de la comunidad negra en las que denuncian discriminación racial por parte de la Policía y en el mercado laboral e inmobiliario. “Lo sorprendente son los saqueos y disturbios. San Luis no tiene antecedentes de eso”, subraya en una entrevista telefónica. En los inestables días de lucha contra la segregación racial, en los años 60, las manifestaciones en San Luis, a diferencia de otras grandes ciudades norteamericanas, apenas derivaron en altercados.

Jones afirma que desde 1917 -cuando se registraron choques violentos entre trabajadores negros y blancos en una fábrica en la otra orilla del río Misisipí, en el Estado de Illinois- no se registraba en el área metropolitana de San Luis una protesta violenta de este calado por motivos raciales. La marea de indignación de los últimos días es la más relevante de la comunidad negra en EE UU desde que hace un año tuvieran lugar manifestaciones en país por la exoneración del vecino de Florida que, en 2012, acabó a tiros con la vida de Trayvon Martin, otro joven negro desarmado.

“El tiroteo podría haber ocurrido en cualquier sitio. Es en cierto modo un accidente que haya sido en Ferguson, pero no es un accidente que haya sido en el área de San Luis”, afirma Jones. En las últimas décadas, remarca, el Ayuntamiento de Ferguson hizo un esfuerzo por prevenir tensiones raciales. Hasta el suceso del sábado, él consideraba que la estrategia había sido “exitosa” pese a la escasa presencia de ciudadanos negros en los cargos políticos y policiales.

Hasta 1960, Ferguson y otras partes del norte de San Luis estaban habitadas mayoritariamente por ciudadanos blancos, pero el fin de la segregación racial en las escuelas provocó un éxodo de blancos a áreas más alejadas de San Luis, una tendencia que se repitió en muchas otras urbes estadounidenses. Ahora, dos tercios de los residentes son afroamericanos. Una cuarta parte vive por debajo del nivel de pobreza de EE UU.

Según un informe de 2013, la policía de Ferguson detuvo y arrestó a los conductores negros casi el doble de veces más que a los blancos. Es una disparidad habitual en el conjunto de EE UU, como certifican las estadísticas y enfatizaba este miércoles al mediodía Britney, una joven negra que colabora con una organización religiosa y que recogía del suelo de la avenida Florissant restos de objetos y cristales rotos, fruto de los disturbios de los últimos días.

Al otro lado de la acera, Mark, un hombre blanco, trabajaba este miércoles al mediodía en arreglar la fachada de un establecimiento de comida que fue atacado por los manifestantes. Admitía que Ferguson es una “ciudad muy segregada racialmente”, pero decía desconocer si había una tensión de fondo y ponía el foco en la responsabilidad individual de los negros con bajos recursos para mejorar su situación.

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