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El reencuentro de Dolores

La detención de una mujer por vender en 1984 una niña guatemalteca a una pareja belga evoca el drama del robo de niños en la guerra civil

Rosario Colop, detenida por vender una niña en la guerra civil
Rosario Colop, detenida por vender una niña en la guerra civilNUESTRO DIARIO

Una de las mayores aberraciones heredadas de la guerra civil de Guatemala entre 1960 y 1996 ha sido convertir la adopción en un negocio millonario, basado en la venta de niños por secuestradores que se hacían pasar por sus padres biológicos. El trato era patrocinado por abogados mafiosos —abogánsters en el lenguaje popular—, que falsificaban partidas de nacimiento para dar apariencia de legalidad a la adopción de los menores, que en la mayoría de los casos eran bebés. Ahora, la detención esta semana de una mujer acusada de vender a una niña hace 30 años evoca un drama que afectó a miles de familias.

El comercio de niños alcanzó su clímax entre 1979 y 1985, cuando los enfrentamientos entre el Ejército y la guerrilla eran más violentos. Según la Comisión de Esclarecimiento Histórico de Naciones Unidas, en ese periodo habrían desaparecido unos 5.000 niños. Otros 5.000 menores fueron víctimas de esta venta disfrazada de adopción. La mayoría fueron llevados a Estados Unidos, según datos estimados del Consejo Nacional de Adopciones (CNA), creado por el Estado en 2008. Sin embargo, apenas hay estadísticas fiables.

A los menores los capturaban mientras su familia huía de los militares. Muchos fueron asesinados. Otros trabajaban como sirvientes en una situación de semiesclavitud. Y un tercer grupo minoritario fue adoptado y criado como hijos.

Es el caso de Dolores Ramos Cosiguá quien, en 1984, cuando solo tenía cuatro años, fue secuestrada mientras jugaba en el patio de su casa con sus primos, en la aldea de Santa María de Jesús del municipio de Zunil (Quetzaltenango, al oeste del país).

“Al vernos hubo una atracción muy especial. Sabía que era mi nena, la que me habían robado”

Para su familia comenzó una agonía que se prolongó por casi tres décadas. “Fue una experiencia muy dura y muy difícil” comenta por teléfono Luisa Chim Cosiguá, madre de Dolores. “Pasamos dos años buscándola por las fincas vecinas y en los hospitales, sin alertar a las autoridades. El secuestrador dejó un papel donde nos amenazaban de muerte si íbamos a la policía”, rememora.

Con el paso de los años, la esperanza de encontrar con vida a su hija se fue esfumando. “Empezamos a buscar osamentas, con la ayuda de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala, pero todas las pruebas de ADN resultaban negativas”, recuerda la madre.

La presunta autora del secuestro fue Rosario Colop Chin, vecina y supuesta amiga de la familia, lo que la dejaba libre de sospechas. Según el expediente, Colop Chin viajó a la capital, donde inscribió a la pequeña como María Dolores Colop. Así, con documentos legales aunque falsificados, la niña fue cedida al matrimonio belga a quien se les dijo que la vida de Dolores corría peligro por la guerra.

Sus padres adoptivos nunca le ocultaron su origen. Tres décadas más tarde, Dolores María Preat —su nombre actual— decidió viajar a Guatemala para conocer a su familia biológica. Tenía una pista: en los documentos de adopción que le facilitaron sus padres belgas consta el nombre de Rosario Colop Chin y el de la aldea donde nació y vivió hasta los cuatro años.

Colop Chin está acusada de secuestro, trata de personas y falsificación de documentos

Al llegar, logró ubicar la casa de su presunta madre, pero ella ya no vivía allí. Se enteró, sin embargo, de que a una vecina, Luisa Chim Cosiguá, le habían secuestrado una hija en 1984. Preat la buscó enseguida. Al verla comenzó a sospechar de que esa mujer era su madre y, para eliminar cualquier duda, le pidió muestras de pelo para llevarlas a Bélgica y someterlas a la prueba del ADN, que dio positivo. “Al vernos hubo una atracción muy especial. Sabía que era mi nena, la que me habían robado”, asegura Luisa Chim.

Preat volvió entonces a Guatemala para iniciar el proceso legal contra la usurpadora. Colop Chin fue detenida el pasado lunes en la provincia de San Marcos, en la frontera con México, y está citada a declarar el próximo 14 de agosto, por los delitos de secuestro, trata de personas y falsificación de documentos.

El tío de la víctima, Francisco Chim, pide justicia: “No hay afán de venganza, pero somos conscientes de que existen miles de hogares guatemaltecos destrozados por esta práctica infame. Que sepan que hay esperanza de un reencuentro y que se atrevan a denunciar sus casos”.

Preat tiene previsto volver a Guatemala con sus hijos para que conozcan a su abuela biológica. Encuentro que de antemano presenta problemas como la barrera del idioma, ya que solo habla francés y tendrá que manejarse con ayuda de un intérprete.

“Hemos sufrido mucho, Ya habíamos perdido la esperanza de encontrar a mi hija”, reconoció Luisa Chim al periódico local Nuestro Diario.


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