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Tránsito permitido, pero desaconsejado

El avión siniestrado volaba 300 metros por encima de la altitud mínima prescrita

María Sosa Troya
A las siete de la tarde de este viernes, 18 de julio, nueve aviones sobrevolaban el espacio aéreo ucranio. Solo uno de ellos lo hacía sobre la zona de la catástrofe, un Boeing 737 de Ukraine International Airlines. Las otras ocho eran aeronaves bielorrusas (2), otra ucrania, una siberiana, una turca, una húngaro-polaca, y una más de Lufthansa.
A las siete de la tarde de este viernes, 18 de julio, nueve aviones sobrevolaban el espacio aéreo ucranio. Solo uno de ellos lo hacía sobre la zona de la catástrofe, un Boeing 737 de Ukraine International Airlines. Las otras ocho eran aeronaves bielorrusas (2), otra ucrania, una siberiana, una turca, una húngaro-polaca, y una más de Lufthansa.Flightradar24

El vuelo MH17 viajaba el jueves a 33.000 pies —unos 10.000 metros— de altitud cuando fue alcanzado por un misil y las 298 personas que iban a bordo murieron. Sobrevolaba Donetsk, una región al este de Ucrania sumida en un conflicto armado entre el Gobierno de Kiev y rebeldes separatistas prorrusos.

Las autoridades ucranias habían prohibido transitar por el espacio aéreo del este del país a menos de 32.000 pies —unos 9.700 metros—, es decir, que el avión viajaba a unos 300 metros por encima de la zona de exclusión, según informó este viernes Eurocontrol, la organización europea para la seguridad de la navegación aérea. Por tanto, al avión de Malaysia Airlines le estaba permitido operar en esa zona a esa altitud. A pesar de ello, había aerolíneas —como Air France y Lufthansa, por ejemplo— que habían decidido desviar sus vuelos. Entonces, ¿por qué otras compañías seguían atravesando la región?

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Cada país es competente para controlar su espacio aéreo. Son sus autoridades aeronáuticas las que pueden diferenciar entre zonas de peligro, restringidas o de exclusión. “Para hacerlo, se basan en un análisis de riesgo, dependiendo del tipo de combates, de las armas de que dispongan ambos bandos...”, explica por teléfono Gustavo Barba, vicedecano del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial.

Tras el siniestro, Kiev ordenó la noche del jueves el cierre del espacio aéreo sobre las regiones de Donetsk y Lugansk y, parcialmente, sobre Jarkov. Hasta entonces, en el Este del país, donde una docena de aviones militares han sido derribados por las fuerzas prorrusas en los últimos meses, estaba permitido volar.

“No existe un patrón fijo que se siga en todos los países en los que hay un conflicto. Depende de la naturaleza del mismo. Normalmente se opta por establecer zonas de exclusión del tráfico, que no significa necesariamente cerrar el espacio aéreo de todo el país, sino establecer un área donde se impide volar. Además, una guerra no es el único motivo para prohibir los vuelos. En 2010, la erupción de un volcán en Islandia obligó a hacerlo”, cuenta Guadalupe Cortés, controladora de tránsito aéreo en el aeropuerto de El Prat (Barcelona) y vicepresidenta de la Asociación Profesional de Controladores de Tránsito Aéreo.

En abril, Eurocontrol había emitido una recomendación en la que advertía de “serios riesgos” para las compañías y les recomendaba rutas alternativas. La Administración Federal de Aviación, la autoridad estadounidense competente en la materia, directamente prohibió a las aerolíneas norteamericanas atravesar la región. “Hubo un conflicto en Crimea con el control del espacio aéreo. La agencia norteamericana tiene poder para prohibir los vuelos. Y lo hizo. La europea, en cambio, no lo tiene, y sólo pudo emitir una recomendación. Queda, pues, a discreción de las compañías aéreas decidir si desviar su ruta, o no. Y se genera un debate entre la legalidad y la seguridad”, detalla Barba.

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Sobre la firma

María Sosa Troya
Redactora de la sección de Sociedad de EL PAÍS. Cubre asuntos relacionados con servicios sociales, dependencia, infancia… Anteriormente trabajó en Internacional y en Última Hora. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y cursó el Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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