Tongo en la televisión alemana
La manipulación de una encuesta daña la credibilidad de la cadena pública ZDF
“La bronca es monumental. El programa Los mejores de Alemania ha manipulado los resultados. Han hecho trampas y me han puesto a mí por delante de Kloeppel. ¡Idiotas! ¡Lo siento, Peter!”. Claus Kleber, uno de los presentadores estrella del segundo canal de la televisión pública alemana, escribió este tuit la semana pasada. Los destinatarios de los insultos eran sus compañeros de la cadena ZDF. Y las disculpas iban dirigidas a Peter Kloeppel, periodista de la competencia. No contento con el primer mensaje, a los pocos minutos lanzó otro: “Es inconcebible. A los responsables: ¡Os odio!”. Kleber no es el único que ha mostrado su indignación estos días por un episodio que ha colocado en una situación muy comprometida a la respetada televisión pública alemana.
Todo empezó con las informaciones que la revista Zapp publicó sobre un programa de entretenimiento del que nadie esperaba una tormenta semejante. La ZDF debía elegir el 2 y el 3 de julio a las 50 mujeres y los 50 hombres destacados. Para ello, estableció un sistema de elección triple: los espectadores podrían votar online, la revista Hörzu recogería la opinión de sus lectores y, por último, la empresa demoscópica Forsa preguntaría a un millar de ciudadanos. El descubrimiento de que la lista final de los cien grandes se había hecho sin tener en cuenta los dos primeros sistemas ya chocó. Pero el escándalo fue mayúsculo cuando se supo que la Redacción también había manipulado la encuesta de Forsa: colocó, por ejemplo, en un lugar más destacado a los famosos que habían acudido en otras ocasiones al programa, o a los presentadores de la casa, como Kleber, frente a los de cadenas rivales, como Kloeppel.
La manipulación habría sido menos grave si proviniera de una cadena privada y no de un ente público al que cada hogar alemán está obligado a pagar un canon mensual de 18 euros. Norbert Himmler, director de programas de la ZDF, admitió que este episodio supone una “violación” de las reglas de la casa y que daña su credibilidad.
El jefe de programas dimite por un fraude en el que algunos ven motivos políticos
“Tomaremos una decisión sobre las consecuencias en los próximos días”, aseguraba el miércoles a este periódico un portavoz de la cadena. El jueves mismo presentó su dimisión el responsable de entretenimiento, Oliver Fuchs, pese a que, según la cadena, no sabía nada del tongo. Según la investigación interna, la responsabilidad recae en dos redactoras que han sido sancionadas. Mientras, los responsables de la ZDF prefieren no dar más información. “Por el momento no es posible”, responden a la petición de una entrevista con el presentador del programa, Johannes B. Kerner.
La política también se ha colado por las rendijas de este escándalo. Los tejemanejes de la Redacción hicieron que algunos socialdemócratas —como el ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, o la líder regional Hannelore Kraft— ascendieran en la clasificación, mientras que democristianos como la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, o el titular de Hacienda, Wolfgang Schäuble, fueron degradados respecto a la posición que les correspondía. Christian Lindner, líder de los liberales y miembro del consejo de la cadena, no cree en las casualidades y ve tras estas manipulaciones una motivación política.
A salvo de la polémica se quedan el hombre y la mujer vivos preferidos por los alemanes. Se trata de la canciller Angela Merkel y de su antecesor en el cargo entre 1974 y 1982, el socialdemócrata Helmut Schmidt. La encuesta de Forsa los aupó al primer puesto, y a ningún trabajador de la ZDF se le ocurrió relegarlos en la lista.
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