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Un senador de EE UU denuncia un complot del espionaje cubano

Bob Menéndez cree que trataron de hundir su carrera

Silvia Ayuso
El senador Bob Menéndez
El senador Bob MenéndezEFE

A la retorcida historia sobre presuntos viajes gratuitos a República Dominicana y ser cliente de prostitutas menores de edad en ese país que casi trastocan la larga carrera del senador estadounidense Robert Menéndez, solo le faltaba un ingrediente para competir con una buena novela de suspense: el espionaje. Hasta ahora. Según ha confirmado su oficina, Menéndez ha pedido al Departamento de Justicia que investigue si detrás de las acusaciones que destapó un medio conservador en 2012 -y que el veterano político de origen cubano ha negado enfáticamente desde entonces- se esconde la mano de La Habana y sus hábiles servicios de inteligencia.

The Washington Post revela este martes el nuevo giro en una ya de por sí complicada historia. Según el rotativo, los abogados de Menéndez solicitaron en abril la investigación oficial de las “pruebas creíbles” que, según sostienen, obtuvo la CIA sobre la relación del espionaje cubano con las acusaciones de prostitución contra Menéndez y los esfuerzos para hacer circular la historia en medios estadounidenses y latinoamericanos.

El objetivo de este complot habría sido acabar con Menéndez, uno de los mayores críticos del gobierno de Raúl Castro (y antes del de Fidel) y considerado un gran obstáculo para cualquier acercamiento hacia la isla, tanto en el Congreso como en la Casa Blanca, debido a su influencia en el gobierno de Barack Obama. Todo ello en 2012, cuando Menéndez se jugaba su reelección —que logró— y la presidencia del influyente Comité de Relaciones Exteriores del Senado —que actualmente ocupa—, una importante llave para cualquier política sobre Cuba.

“No me sorprendería que el régimen [cubano] hubiera hecho todo lo posible para impedir que yo lograra una posición que frenaría sus esperanzas de mantener una relación diferente con EE UU”, comentó Menéndez a CNN tras la publicación de la presunta implicación cubana. Su directora de comunicación, Tricia Enright, dijo a EL PAÍS que el senador espera que “el Departamento de Justicia y otras agencias federales apropiadas investiguen este asunto de manera agresiva para que todos los involucrados asuman su responsabilidad”.

Fuentes que afirman haber tenido acceso a la investigación del caso explicaron al Post que la clave está en el presunto “informante” que “destapó” originalmente las acusaciones contra Menéndez, un tal Pete Williams, que según las nuevas informaciones podría ser una identidad falsa creada por los agentes cubanos.

El origen de la controvertida historia está en la organización Ciudadanos por la responsabilidad y la ética en Washington (CREW), que supervisa la integridad de los políticos estadounidenses. En 2012 alertó al Departamento de Justicia y al FBI de que Williams, que se había identificado ante ellos como un “ciudadano estadounidense que viaja con frecuencia a República Dominicana”, acusaba a Menéndez de haber mantenido “actividades sexuales inapropiadas con jóvenes prostitutas mientras estaba de vacaciones” en el país caribeño, en viajes realizados a expensas y a bordo del avión privado de uno de sus donantes y amigos cercanos, el oftalmólogo Salomon Melgen.

Mientras el FBI iniciaba discretamente una investigación, la cadena ABC descartó la historia al considerar que las fuentes no eran fiables. Sin embargo en noviembre de 2012, la web conservadora The Daily Caller publicaba, cinco días antes de las elecciones del 6 de noviembre en las que Menéndez aspiraba a ser reelegido, que dos prostitutas dominicanas habían confirmado que el senador demócrata mantuvo relaciones sexuales con ellas.

En los meses siguientes sin embargo las mujeres se retractaron de sus testimonios y, tal como revela ahora The Washington Post, el FBI nunca consiguió ligar a Menéndez con servicios de prostitución en República Dominicana. Tampoco pudo vincular los correos electrónicos de “Pete Williams” con una “persona real”.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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