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Hungría desafía a la Unión Europea con más abusos de poder

La Comisión Europea investiga posibles ataques a la libertad de prensa

Lucía Abellán
El primer ministro de Hungría
El primer ministro de HungríaAttila Kisbenedek (AFP)

El autoritarismo del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, inquieta a la Unión Europea. Envalentonado por su indiscutible victoria en las elecciones europeas, el mandatario ha reanudado la senda de políticas contra los derechos civiles y la independencia de los poderes públicos que han caracterizado sus mandatos. Una tasa confiscatoria sobre los ingresos publicitarios de los medios de comunicación y un boicoteo a ciertas ONG que reciben fondos extranjeros son las últimas medidas que han despertado inquietud en Bruselas.

 El Parlamento húngaro ha aprobado esta semana, por la vía de urgencia, una tasa gradual de hasta el 40% sobre los ingresos publicitarios de los medios. “Estamos examinándola. Es muy pronto aún para decir si tomaremos medidas, pero la Comisión Europea está preocupada por el efecto que esa medida pueda tener en la libertad de prensa”, aseguró este viernes un portavoz del Ejecutivo comunitario.

El golpe de mano de Orbán se produce después de que el diario digital Origo.hu desvelara los dispendios del jefe de gabinete del primer ministro, lo que provocó el abandono del cargo del director de ese medio. Pocos días después, el Ejecutivo ha aprobado una tasa que afectará sobre todo a las televisiones privadas y a los portales de noticias. “La tasa supone no entender el papel de la publicidad para un medio de comunicación. Es una medida injustificable y vergonzosa”, explica desde Londres Angela Mills Wade, directora del European Publishers Council, que defiende los intereses de la industria de la comunicación en Europa.

Este nuevo giro resucita la confrontación entre Bruselas y Orbán por sus políticas autoritarias, que en algunos casos acabaron en el Tribunal Europeo de Justicia. Los continuos recortes de derechos aplicados por este mandatario alarmaron a la UE, que apeló a la creación de instrumentos comunitarios para medir la calidad democrática de los Estados miembros —y aplicar sanciones en su caso—, al igual que se supervisan las cuentas públicas.

El otro exceso de las últimas semanas afecta a las ONG. En un movimiento que recuerda al del presidente ruso, Vladímir Putin, el Gobierno húngaro ha elaborado una lista negra de organizaciones civiles independientes que se financian con fondos de Noruega, según denuncia la organización Hungarian Civil Liberties Union, una de las incluidas en el listado. A la vista de esta persecución, Oslo decidió hace unas semanas suspender los fondos que destina a las organizaciones húngaras. El motivo oficial es que Orbán ha trasladado el control de esos fondos a una empresa propiedad del Estado, algo que vulnera los acuerdos firmados.

Más allá del detalle legal, la Comisión Europea dispone ahora de menos margen para perseguir los excesos húngaros. El Ejecutivo comunitario está en funciones y Orbán, cuya formación Fidesz se integra en el Partido Popular Europeo, es uno de los líderes contrarios al candidato popular Jean-Claude Juncker para presidir la Comisión. Los conservadores de la Eurocámara intentan al menos lograr su abstención y cualquier revés de Bruselas puede complicar esa operación.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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