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Los apoyos al general rebelde y la violencia desatan pánico sobre Libia

Los enfrentamientos llegan a la capital de Trípoli, continúan en Bengasi y ponen en alerta a los países vecinos y a Estados Unidos

La violencia se desata en Libia.Foto: reuters_live
Javier Casqueiro

Unos 250 marines especializados en crisis en el Norte de África han dejado ya la base aérea radicada en España, en Morón, y se han trasladado con sus 10 aviones especiales aircraft a la estación de Sigonella que el Ejército norteamericano tiene en Sicilia, a pocos kilómetros de la costa Libia. Están listos para proceder a la evacuación de sus compatriotas. Argelia ha hecho lo mismo con los trabajadores de la empresa pública petrolífera Sonatrach y ha anulado los vuelos directos de la compañía estatal Air Argelia. Túnez, Argelia y Arabia Saudí han cerrado sus embajadas y muchas más están preparadas. La situación de violencia, caos y descontrol que lleva viviéndose en Libia desde hace semanas y que se recrudeció el fin de semana inquieta y mucho en toda la zona. El general rebelde que había atacado con sus fuerzas milicianas Bengasi el viernes y el domingo el Parlamento está recibiendo muchos e importantes apoyos.

La información fluye desde distintos puntos del país pero también es muy confusa, aprovechándose de este tipo de situaciones caóticas que preceden al fin de cualquier régimen. Y el régimen vigente e interino en Libia ya era por sí bastante débil. La preocupación es en cualquier caso enorme. El lunes ya la expresaron los máximos responsables de la Unión Europea y de la OTAN. Y así lo admitió ese mismo día el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Jen Psaki, que aprovechó para precisar que Estados Unidos no ha prestado ninguna ayuda al general renegado: "Nosotros no condenamos ni apoyamos las acciones sobre el terreno y tampoco les hemos asistido en esas acciones".

Durante la pasada madrugada, en cualquier caso, la violencia se acercó a los barrios periféricos de la capital, Trípoli, cerca del aeropuerto y de un campamento militar en la misma zona. Muchos vecinos pudieron escuchar al menos cuatro rachas de bombazos y tiroteos. Esos enfrentamientos habrían podido causar dos muertos y tres heridos, según diversas agencias internacionales.

Las mismas fuentes informaron de que un grupo de francotiradores había asesinado a un ingeniero chino de una constructora cuando se dirigía a su trabajo en Bengasi, la segunda ciudad del país y donde el pasado viernes el general retirado Jalifa Hifter organizó la primera fase de su intento de derrocar el actual sistema político del país. La embajada China en Libia precisó hoy que el ingeniero, de 49 años, había sido primero secuestrado en la tarde del martes, tiroteado y abandonado este miércoles, cuando falleció tras ser trasladado a un hospital.

En Bengasi fue donde reverdeció el viernes este grave episodio de violencia en Libia con al final más de 70 muertos y 140 heridos en esta disputa entre los partidarios de Hifter, que cuenta con apoyos en el Ejército, contra las fuerzas rebeldes e islamistas asentadas en esa zona este del país. Esas mismas tropas seguidoras de Hifter, y otros dos grupos de milicias, protagonizaron enfrentamientos armados en la capital el domingo en torno al Parlamento, que estaba reunido teóricamente para refrendar al último proyecto de primer ministro, Ahmed Miitig, el tercero en apenas dos meses.

No están claras las cifras de muertos y heridos de ese intento frustrado de golpe de estado. Sí que el Gobierno y el parlamento interino quedaron tan tocados que se enclaustraron en un hotel de lujo de la capital, el Al Mahary Radisson Blu, para intentar frenar el desbarajuste. Primero propusieron iniciar ya un periodo de vacaciones hasta el 15 de agosto para poder montar las tantas veces prometidas elecciones legislativas. Y, al día siguiente, ante la constatación de que ese gesto tampoco valía para pacificar nada, fijaron la fecha de las elecciones el 25 de junio. El domingo se citarán de nuevo los parlamentarios en el mencionado hotel para votar y ver si logran que el primer ministro aguante estas semanas.

El general retirado y rebelde no ha estado muy presente estos días desde su intento golpista del domingo. Pero desde entonces no ha parado de recoger apoyos, algunos muy importantes y significativos. El primer día ya recibió el respaldo de los mandos de una base en el sur del país y de las fuerzas especiales y al día siguiente también del líder rebelde que tiene tomados y bloqueados los principales puertos petrolíferos del golfo de Es Sider.

Este miércoles cosechó el espaldarazo del veterano general Suleiman Mahmoud, uno de los primeros oficiales del Ejército de Gadafi que apoyó a los rebeldes en su derrocamiento en 2011. Las frases que usó ayer el general Suleiman Mahmoud reflejan bien las quejas perennes de muchos militares y otros grupos que están detrás de este golpe. "Cuando la gente de Libia se junta con el Ejército para pelear contra el terrorismo y erradicar su fuerza, uno debería juntarse con esa gente para corregir la revolución y ayudar a construir las instituciones, incluyendo el Ejército".

El descontrol es de tal tamaño que durante gran parte de este miércoles pareció incluso que el general golpista había conseguido el apoyo del actual ministro del Interior en funciones, Salé Mazeg, que finalmente esta tarde ha aclarado que no había dado ese respaldo pese a que había sido la agencia estatal Lana la que había suministrado un comunicado en ese sentido.

La ofensiva de violencia sin control ha tocado hoy incluso al jefe del Estado Mayor de la Marina libia, Hasan Abu Shanak, que resultó herido tras un ataque dirigido contra el convoy militar en el que viajaba. El portavoz de ese organismo, Ayub Belkasem, informó de que un vehículo con hombres armados había bloqueado a la caravana oficial y la había ametrallado en el barrio de Gut al Shimal, en el oeste de Trípoli.

 

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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