China y Rusia sellan un pacto sobre energía de gran alcance estratégico
Moscú exportará gas natural al gigante asiático a partir de 2018 El contrato prevé la construcción de un gasoducto que conecte a los dos países
China hizo este miércoles su mejor regalo posible a Rusia. Ambos países suscribieron finalmente un histórico acuerdo valorado en 400.000 millones de dólares por el que la rusa Gazprom suministrará 38.000 millones cúbicos anuales de gas a China, y que representa un importante espaldarazo económico y diplomático para un presidente ruso, Vladímir Putin, necesitado de respaldos ante las sanciones impuestas por Occidente a raíz de la crisis ucraniana.
En una ceremonia presidida por Putin y su homólogo chino, Xi Jinping, en Shanghái, donde ambos participaban en la IV Conferencia sobre Interacción y Desarrollo de la Confianza en Asia (CICA, un foro de seguridad y cooperación regional), los presidentes de Gazprom, Alexei Miller, y del consorcio energético estatal chino CNPC, Zhou Jiping, suscribieron un acuerdo que culmina una década de negociaciones, llamado, según la agencia estatal china Xinhua, el "Contrato de Compraventa Chino-Ruso sobre el Proyecto de Gas de la Ruta del Este".
Ninguna de las dos partes ha querido divulgar detalles precisos sobre el precio de venta acordado, aunque Miller, ha declarado a los medios rusos que el acuerdo alcanza los 400.000 millones de dólares, lo que arrojaría un valor en torno a los 350 dólares por millar de metros cúbicos. El consorcio ruso empezará a suministrar gas a China, en una ruta hacia el este, a partir de 2018.
De acuerdo con un comunicado de CNPC, el contrato estipula que Gazprom será responsable del desarrollo de los campos de extracción del gas, las plantas de procesamiento y los gasoductos en territorio de su país. La parte china se hará cargo de la construcción del gasoducto en su territorio, así como de la construcción de instalaciones para su almacenamiento.
El gas ruso se distribuirá principalmente en el noreste chino, las áreas metropolitanas de Pekín y Tianjin -la ciudad portuaria al este de la capital- y la región del delta del Yangzé, y permitirá "hacer frente al aumento del consumo interno de energía en China, mejorar el medioambiente, optimizar la estructura de uso de la energía y promover la diversificación de las importaciones energéticas", subrayó CNPC.
El acuerdo, según el subdirector de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Renmin, Cheng Xiaohe, "beneficia a China y a Rusia". A Pekín, pues permite cubrir buena parte del actual consumo de gas chino, que en 2013 se situó en torno a los 170.000 millones de metros cúbicos anuales y que crecerá a medida que la República Popular abandone gradualmente el carbón, su principal y más barata fuente de energía, en favor de alternativas menos contaminantes. Para Moscú, forzado a buscar otros clientes ante el deterioro de los lazos con los países europeos, sus principales compradores, porque se le abren otros mercados. De hecho, los 38.000 millones de metros cúbicos anuales que suministrará Gazprom -si bien sólo la mitad prevista en un memorándum anterior- representan el mayor contrato individual de esta compañía.
Según CNPC, el acuerdo "es una completa demostración del principio de confianza y beneficios mutuos" en las relaciones entre Rusia y China.
La firma del pacto se esperaba inicialmente para el martes, cuando Xi y Putin se reunieron por séptima vez en apenas catorce meses. El presidente ruso se encontraba en Shanghái, su primera visita a China durante el mandato de Xi, para participar en las reuniones de la CICA y para asisitir al comienzo de unas maniobras militares conjuntas que se prolongarán hasta el próximo martes. Pero la falta de un acuerdo definitivo sobre el precio obligó a retrasar un día la ceremonia. Finalmente, tras unas negociaciones que continuaron hasta la madrugada se impuso el interés común y, sobre todo, la fuerte voluntad política de las dos partes.
Xi, inmerso en disputas sobre soberanía territorial en los mares de su este y sur, necesita el apoyo diplomático de Putin para contrarrestar el respaldo de EEUU a sus vecinos y el "pívot" de la primera potencia hacia la región de Asia-Pacífico. Por su parte Putin, aislado a raíz de la crisis ucraniana, busca respaldos fuera de Occidente. Es una alianza que, como recuerda Chen, "no necesita una ideología común; de hecho, los dos países no es que se amen locamente. Lo que les unen son los intereses comunes".
Ambos presidentes prevén que el intercambio comercial bilateral crezca para el año próximo un 10 por ciento respecto al volumen actual, inferior a los 90.000 millones de dólares. El Gobierno chino calcula que esa cifra se doblará y alcanzará los 200.000 millones de dólares en 2020, un objetivo para el que el acuerdo firmado hoy representa un paso importante.
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