Los rebeldes entregan Homs, símbolo de la revuelta contra Bachar el Asad
El Asad se hace con el control de la cuna de la insurgencia Los insurgente dejan la tercera ciudad de Siria en cumplimiento de un pacto con Damasco
Cientos de rebeldes sirios abandonaron el miércoles los últimos bastiones insurgentes en la ciudad de Homs, en trance de rendición ante las tropas de Bachar el Asad. La cuna de la revuelta contra el Gobierno de El Asad en 2011 está cayendo así por completo en manos del régimen que la sometió a dos años de asedio implacable. Unas 600 personas entre milicianos y civiles llegaron por la tarde en autobuses a un pueblo controlado por los rebeldes a unos 10 kilómetros de la capital. Los acompañaban supervisores de la ONU, en cumplimiento de un acuerdo alcanzado por las partes el pasado viernes. La Media Luna Roja se hará cargo de los heridos. Según anunció en Twitter, la organización ha enviado ambulancias para sacar heridos de los reductos insurgentes de Homs antes su conquista efectiva por parte de El Asad.
Entre los evacuados había alrededor de 400 milicianos y otros 200 civiles, que abandonaron Homs en la primera fase de la evacuación del que fuera símbolo de la resistencia contra la brutalidad del régimen. Se espera que dejen la ciudad entre 1.200 y 2.000 personas. Milicianos, heridos y civiles. Su salida ordenada les permitirá reunirse con otros compañeros de armas en posiciones rebeldes al norte de la ciudad. Durante el fin de semana, uno de los insurgentes de Homs confesó a la agencia de noticias AP: “No es lo que queríamos, pero es todo lo que hemos obtenido”. Como contrapartida, los rebeldes comenzaron a liberar prisioneros partidarios del régimen. Según el portal de noticias Orient News, grupos islamistas pusieron en libertad a 15 soldados de El Asad en la región de Alepo. La liberación de prisioneros y rehenes por parte de los insurgentes se irá sincronizando con la evacuación de milicianos en Homs.
Para que la entrega de Homs salga adelante sin represalias, los milicianos han pactado la liberación de prisioneros iraníes y libaneses que pelean en el bando de El Asad. Se habla de unas 70 personas, muchos de ellos miembros de la milicia chií Hezbolá, ahora presos de las fuerzas islamistas rebeldes que controlan parte de la ciudad norteña de Alepo. Además, los rebeldes han prometido abrir vías para el suministro de alimentos en dos localidades de mayoría chií en el norte del país. El Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, una ONG afín a los rebeldes, aseguró el miércoles que se han abierto dos carreteras para facilitar la llegada de víveres a las dos ciudades.
La rendición de la tercera ciudad de Siria es un éxito propagandístico para El Asad, que prepara unas elecciones presidenciales para el próximo 3 de junio. Su familia controla Siria desde hace 40 años, convertida en una República hereditaria con simulacros periódicos de comicios presidenciales.
Homs se convirtió en una Numancia rebelde cuando las tropas de El Asad, muy superiores en armamento y en número, la usaron como campo de pruebas para la estrategia que han aplicado en varios frentes de la guerra civil que asola el país desde 2011. Los insurgentes aguantaron meses de bombardeos implacables de artillería pesada y aviación, así como un bloqueo casi completo de suministros y alimentos. Tras más de 700 días de privaciones y de bombardeos sobre civiles y milicianos, Homs vuelve, al menos de momento, a los dominios de El Asad.
Los rebeldes han prometido abrir vías para el suministro de alimentos en dos localidades de mayoría chií en el norte del país
En abril, el presidente hereditario aseguró públicamente que sus generales aprecian un “punto de inflexión” en el desarrollo de la contienda. En Damasco creen que la balanza bélica se está inclinando a su favor. El Asad hizo varios alardes de esta confianza recuperada: la convocatoria electoral, por ejemplo, así como alguna que otra excuersión fuera de la capital para visitar zonas no muy lejanas y recién recuperadas por sus ejércitos. Aunque buena parte de Siria sigue bajo control de las diversas facciones insurgentes, El Asad se ha apuntado varios éxitos en 2013 y lo que va de 2014.
Le favorecen las divisiones entre los rebeldes, cuyas facciones se desangran en varias guerras paralelas entre grupos más o menos islamistas. La vinculación con Al Qaeda de algunos de ellos provoca la desconfianza ante la revuelta, pese a las simpatías iniciales expresadas por Europa y Estados Unidos en 2012. El Asad, por su parte, cuenta con los firmes apoyos económicos, militares y diplomáticos de Rusia y de Irán.
Además de su importancia propagandística, la toma de Homs también tiene valor estratégico para Damasco. La ciudad, en el centro de Siria, está en mitad de un corredor que comunica la capital con las regiones mediterráneas de mayoría alauí al noroeste del país. Su toma facilitará las comunicaciones y los movimientos del Ejército. El Asad podrá ahora concentrarse en recuperar el control total de Damasco e intensificar el cerco a Alepo, próxima a la frontera turca. En esta vieja metrópoli comercial está aplicando la misma estrategia de asfixia humanitaria y bombardeos constantes que le ha servido para rendir a los rebeldes de Homs.
La guerra civil siria comenzó con protestas pacíficas en 2011 y pronto se convirtió en una carnicería que ya se ha llevado más 150.000 vidas y ha dejado sin hogar a más de cinco millones de sirios.
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