Marruecos logra otra prórroga sin más concesiones de la Minurso en el Sáhara
El Consejo de Seguridad valora los progresos del Gobierno marroquí sobre los derechos humanos
Otro triunfo para la diplomacia, el Gobierno y el Rey marroquí. Otra frustración para el Frente Polisario, el gobierno argelino y muchas organizaciones no gubernamentales. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha decidido finalmente, por consenso y unanimidad de sus 15 miembros, prorrogar el mandato otro año más de las actividades de la Minurso (la misión especial para el control del alto el fuego en la excolonia española) en el Sáhara Occidental sin cambios ni más concesiones sobre la situación actual. La ONU ha valorado, como preconizaba Estados Unidos, el esfuerzo especial y las promesas realizadas en el último año por Marruecos en algunos apartados relacionados con los derechos del hombre.
El debate final y la votación de los 15 países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se habían aplazado hasta este martes, para tomar en consideración el último informe recomendado por el secretario general, Ban Ki-moon, el pasado 10 de abril, y las sugerencias planteadas por EE UU y respaldadas por los países que forman el Grupo de Amigos del Sáhara Occidental, (Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido y España). Pero en esta ocasión los días y semanas previos habían transcurrido con más calma que en otras ocasiones aunque con no muy diferentes estrategias de las partes implicadas.
Desde Marruecos no se ha desperdiciado la oportunidad de publicitar estos días el interés de algunas familias disidentes de establecerse fuera de Tinduf, el campamento del Frente Polisario situado en territorio argelino y con su respaldo. Y varias organizaciones no gubernamentales y observadores han intentado en los últimos días visitar el Sáhara occidental y esa zona fronteriza tan vigilada con el objetivo no declarado de provocar el nerviosismo en Marruecos, su rechazo y la presión de algunos titulares mediáticos. Todo según lo previsto.
La votación del Consejo de la resolución 2152 tampoco ha deparado sorpresas. Se veía venir. El año pasado, ante este mismo dilema, varias organizaciones humanitarias y hasta los Estados Unidos habían intentado incluir, en el mandato de la Minurso, además del control de las armas y el alto el fuego en vigor desde 1991, algún tipo de vigilancia sobre la compleja situación de los derechos humanos en el Sáhara. Aquel intento generó un gran malestar en Marruecos, que era entonces miembro no permanente del Consejo.
El rey Mohamed VI visitó la Casa Blanca en noviembre y habló de todo ello con el presidente norteamericano Barak Obama. Al mismo tiempo, el monarca alauí prometió e impulsó una serie de medidas novedosas en el país, como el Consejo por los Derechos del Hombre, y el final de los juicios militares para civiles, que han sido del agrado de los Estados Unidos, de la ONU y de los otros países examinadores. También sustituyó al embajador marroquí en Naciones Unidas para facilitar la negociación.
El propio Ban Ki-moon ensalzó esas mejoras en su informe del pasado 10 de abril, al tiempo que abogaba por mantener monitorizado de manera “duradera, independiente e imparcial” el respecto a los derechos humanos en el Sáhara, aunque demandaba que se aplicasen de forma “plena y rápida”. Esas expresiones un punto reivindicativas de Ban Ki-moon también ha sido miradas con lupa en Rabat. El Rey expresó su temor ante ese tipo de “opciones peligrosas”.
Varios diplomáticos expertos en la cuestión han concluido, sin embargo, que han sido precisamente esas mejoras prometidas las que han determinado el cambio observado en la ONU con respecto a las funciones de la Minurso analizadas justo hace un año. Y han constatado que ahora, más que presionar para conseguir un objetivo tan difícil, prefieren centrarse en lanzar un mensaje claro de unidad para que Marruecos siga adelante por ese camino. Francia apoya tradicionalmente las posiciones de Marruecos y teme, sobre todo, que esa reivindicación provocase por parte del Gobierno marroquí la petición de retirada definitiva de la Minurso de la zona.
De hecho, en la nueva resolución ahora acordada se hace mención explícita a que las partes deben trabajar con la comunidad internacional para aplicar medidas creíbles e independientes para asegurar el pleno respeto a los derechos humanos tanto en los campamentos del Tinduf como en los del Sáhara Occidental, así como la libertad de expresión y de asociación.
El fondo del asunto, es decir a quién pertenece el Sáhara y su millón de habitantes desde que fueron descolonizados en 1975 por España, es todavía un problema mucho más peliagudo y quedará pendiente para un futuro incierto. Marruecos propone hace tiempo un plan de autonomía para la región y fuentes oficiales han explicado a EL PAÍS que “cualquier otra opción es literalmente imposible, no sucederá y nadie en Marruecos lo consentirá, porque nadie va a echar a los marroquíes de una tierra que es suya y en la que se han hecho tantas inversiones y progresos en los últimos años”.
El Frente Polisario y Argelia reclaman un referéndum de autodeterminación. Los esfuerzos de mediación de la ONU no han servido prácticamente para nada durante todos estos años. En los últimos meses y semanas, el enviado especial, Christopher Ross, ha realizado una gira por toda la región, en la que ha incluido España, para sopesar de nuevo todas las opciones sin ningún avance. Ante esta parálisis, Ban Ki-moon ha avisado de que en octubre convocará una sesión especial del Consejo de Seguridad para evaluar las negociaciones entre las partes del conflicto. Y también ha reforzado la dotación de la actual misión de la Minurso con otros 15 observadores militares.
Tras la votación, el embajador marroquí en la ONU, Omar Hilale, aseguró que su país está "muy satisfecho" con el contenido de la resolución y agradeció a los miembros del Consejo de Seguridad su "comprensión" con la "complejidad" de la cuestión y sus "implicaciones regionales, políticas y de seguridad", informa la agencia EFE. Hilale defendió además que la Minurso no es la única misión de la ONU que no supervisa la situación de los derechos humanos en un territorio que tiene asignado. Varias organizaciones humanitarias, como el Centro Robert F. Kennedy para la Justicia y los Derechos Humanos o Human Rights Watch, han cuestionado este comportamiento de la ONU al plegarse a los intereses y demandas de Marruecos.
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